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Sarkozy gira hacia el centro al convertirse en el candidato de la derecha francesa

El líder conservador es aclamado por 100.000 militantes como aspirante de su partido al Elíseo

Ni conservador ni rupturista. Nicolas Sarkozy, de 51 años, fue aclamado ayer en París por cerca de 100.000 fervientes seguidores como candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) a la presidencia de Francia. Plebiscitado por un 98,1% de los votos de los militantes, el ministro del Interior dio un giro considerable a la que hasta ahora ha sido su estrategia en un intento de ocupar el máximo espacio posible de la derecha. Olvidó algunos de los aspectos más neoliberales de su credo político y asumió la herencia social y protectora de la tradición gaullista.

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"No soy un conservador", proclamó Sarkozy. "Quiero ser el presidente del pueblo". A lo largo de más de una hora y media, el hombre que quiere sustituir a Jacques Chirac en el palacio del Elíseo presentó un programa que, hasta cierto punto, se inscribe en la continuidad de la actual labor del Gobierno del que forma parte. Combinó las grandes palabras sobre el valor del trabajo, las declaraciones de corte populista sobre la exigencia del mérito, las lacras del igualitarismo o la necesidad de acabar con una supuesta sociedad subvencionada que castiga la iniciativa, con un importante paquete de medidas de contenido social.

Habrá que ver si en las próximas semanas este brillante ejercicio de equilibrismo consigue hacer olvidar las aristas neoliberales de su pensamiento político y los tics autoritarios de su estilo de gobernar. Sólo así, si además de admirar su capacidad política y su brillantez retórica, los franceses dejan de temerle, podrá derrotar a su gran rival, la candidata socialista Ségolène Royal, con la que le unen muchas más cosas de lo que podría deducirse de su respectiva filiación política.

Todo fue como la seda, ayer, en el recinto ferial de la Puerta de Versalles. El lugar escogido para la consagración de Sarkozy era significativo; el mismo donde en 1976 Jacques Chirac creó el partido que le llevaría al poder y que en 2002 sería el embrión de la UMP. Sus enemigos internos: el primer ministro, Dominique de Villepin, y el presidente de la Asamblea Nacional. Jean-Louis Debré -que habían declarado que no votarían por él- le rindieron pleitesía.

La titular de Defensa Michèle Alliot-Marie, una chiraquista fiel que hasta el último momento consideró la posibilidad de disputarle la candidatura, protagonizó una de las intervenciones más aplaudidas de la jornada. Alliot-Marie parece destinada a convertirse en la punta de lanza antisegolenista. Duras, durísimas fueron las críticas contra la candidata socialista. Pero la presencia más importante de todas fue la de otro ex primer ministro, Alain Juppé, el hombre destinado a ser el sucesor de Chirac y al que una condena judicial apartó de la carrera, y que ayer dio su apoyo a Sarkozy y pidió la unión del partido en torno a él.

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En realidad, el único que no pronunció el nombre de su rival ni una sola vez y ni siquiera se refirió a ella de forma implícita fue Sarkozy. Un detalle que podría indicar la estrategia de la larga campaña de 100 días que ahora comienza: evitar a toda costa el enfrentamiento directo que tan mal resultado ha dado a todos los que hasta ahora se han enfrentado a Royal.

Lo tenía complicado para poder conjugar su condición de ministro del Gobierno de turno con la de profeta de la ruptura. Como moverse dentro de un partido cuya militancia le adora y cuyos barones le detestan. Así, Sarkozy combinó las promesas sociales como la creación de 700.000 viviendas protegidas o las ayudas a las familias pobres con promesas fiscales destinadas a la clase media, que forma el grueso de los votantes de la UMP. A cambio, lanzó un guante desafiante a los sindicatos, uno de los viejos bastiones del poder en Francia, de militancia escasa pero de gran poder de convocatoria. La República que pretende encarnar, dijo, es aquella "que garantiza los servicios mínimos en caso de huelga y que hace respetar la ley a todo el mundo". Abogó por una ley sobre servicios mínimos "desde junio de 2007" y prometió que fijará el máximo impositivo para las rentas del trabajo en el 50%.

Nicolas Sarkozy saluda en el congreso del partido ayer en París. A la izquierda, la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie.
Nicolas Sarkozy saluda en el congreso del partido ayer en París. A la izquierda, la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie.AP

MENSAJE DE SARKOZY COMO ASPIRANTE PRESIDENCIAL DE LA UMP

- "Juntos todo es posible"

- "Quiero una Francia que ponga al trabajador en el centro de todo"

- "He cambiado porque las pruebas de la vida me han hecho cambiar"

- "No se puede comprender la pena del otro si no se ha experimentado en uno mismo"

- "La Unión Europea debe dotarse de fronteras"

- "Sin la UE, las naciones no pesarán nada en la globalización, nuestros valores no serán defendidos y se agravará el riesgo de un choque de civilizaciones"

- "No resucitaremos la Constitución europea"

- "Chirac llenó de honor a Francia cuando se opuso a la guerra de Irak, que fue un error"

- "Quiero una Francia que hable siempre a EE UU como a un amigo, que le diga siempre la verdad"

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