La UE penalizará a los países que incumplan la aplicación de las energías renovables
Bruselas quiere que las nuevas fuentes energéticas supongan el 20% del consumo en 2020
Europa ha entrado en una nueva era energética. La lucha contra el cambio climático y la reducción de la dependencia exterior se convertirá pronto en una obligación legal que afectará a la economía y al modo de vida de los casi 500 millones de habitantes de los 27 Estados miembros de la UE. Aunque los objetivos en muchos casos no se sitúan hasta 2020, las medidas importantes, como la introducción de las energías renovables, se aprobarán a finales de este mismo año. Se tratará de una legislación obligatoria para cada Estado miembro, cuyo incumplimiento podrá ser penalizado.
La Comisión Europea ha elaborado un importante paquete de medidas para luchar contra el cambio climático y reducir la dependencia exterior. La UE quiere que el aumento de temperatura que se ha producido desde antes de la revolución industrial no supere los dos grados centígrados. Si no se toman medidas, las emisiones actuales crecerán un 55% para 2030. El plan se apoya en una triple iniciativa: impulso de las energías renovables, reducción del consumo aumentando la eficiencia energética, y promoción de nuevas tecnologías y el desarrollo de energías limpias.
Pero a diferencia de otras iniciativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que no son obligatorias, como el Protocolo de Kioto de 1997, las propuestas de Bruselas acabarán convirtiéndose en legislación comunitaria obligatoria a todos los efectos para los Estados miembros con todas las garantías jurídicas para asegurar su cumplimiento. Muchos Gobiernos han señalado que el esfuerzo que supondrá la aplicación de la nueva legislación energética será equivalente a la introducción del euro, según ha señalado el comisario de Energía, Andris Piebalgs.
El calendario trazado por Bruselas prevé la aprobación de las propuestas de la Comisión en el Consejo de Ministros de Energía de la UE de febrero y su ratificación en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de marzo. Esto permitirá presentar algunas directivas como la de las energías renovables en julio. Estas normas podrían ser aprobadas por el Parlamento antes de que termine el año.
Las perspectivas del balance del Protocolo de Kioto no son muy alentadoras. El compromiso inicial adoptado por unos 40 países implicaba la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero en el periodo 2008-2012 en un 5,2% de media anual, relación con el nivel base de 1990. Al final sólo unos 25 países siguen firmes. Lejos de reducirse, las emisiones de gas de efecto invernadero en el conjunto de países desarrollados han aumentado en un 11%, según el último balance de 2004.
En el ámbito de la Unión Europea, Bruselas propone lograr una reducción de emisiones de gases tóxicos, como mínimo en un 20%, para 2020, en relación con el nivel que existía en 1990. Paralelamente, la UE quiere liderar el logro de un objetivo más ambicioso en las negociaciones internacionales. Así, el objetivo internacional es reducir las emisiones de gases contaminantes en un 30% en los países desarrollados para 2020, en comparación con 1990. Para 2050, el objetivo es lograr una reducción del 50% de emisiones de gases en el ámbito mundial, lo que implicaría reducciones en los países industrializados entre el 60% y el 80%.
En el campo de las energías renovables, una de las principales palancas para lograr la reducción de gases y la independencia de las importaciones, la apuesta de Bruselas es lograr que el peso de estas nuevas fuentes (eólica, hidráulica, solar y biomasa) supongan el 20% del consumo total en 2020. Se trata de una medida ambiciosa para muchos expertos, aunque por debajo del acuerdo del Parlamento Europeo y de la Federación Europea de Sindicatos, que exigen que la aportación de las renovables represente el 25% del consumo para esta fecha.
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