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Reportaje:

Tímida apertura china

Pekín abre su sector bancario a las empresas extranjeras para cumplir con la OMC, pero lo defiende con barreras y limitaciones

China ha abierto el sector bancario a las compañías extranjeras. Se comprometió a ello hace cinco años, cuando accedió a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Pero al mismo tiempo ha impuesto una serie de barreras que, según aseguran analistas y banqueros europeos, restringen la actividad extranjera. Aunque las entidades han sufrido un profundo proceso de saneamiento y reestructuración para adecuarse a la futura competencia, su funcionamiento dista mucho aún de los estándares internacionales.

El fin del plazo transitorio de adhesión a la OMC cambia las reglas, y los expertos creen que los grupos foráneos se harán con parte del negocio de banca corporativa y minorista de alto nivel, aunque gradualmente. "Más del 50% del beneficio de los bancos viene de estos negocios. Los bancos chinos no saben cómo dar servicio a estos clientes, mientras que los extranjeros tienen la experiencia, las redes globales y los productos adecuados", afirma Francis Lun, director general de la compañía de intermediación financiera Fulbright Securities, de Hong Kong.

Las entidades tienen que abrir filial propia. Nueve grupos ya han recibido la aprobación

Para poder acceder al mercado en toda su extensión, los bancos interesados tienen que abrir una filial propia en China. Nueve grupos han recibido la aprobación para hacerlo: los británicos HSBC y Standard Chartered, Citibank (de Estados Unidos), Mizuho y Bank of Tokyo Mitsubishi UFJ (Japón), ABN Amro (Holanda), DBS (Singapur) y Bank of East Asia y Hang Seng, ambos de Hong Kong. En su punto de mira está el equivalente a tres billones de euros de depósitos familiares y comerciales y la creciente demanda de servicios financieros.

La nueva regulación aprobada en noviembre pasado con vistas a la liberalización permitirá a los competidores llegados de fuera acceder al negocio minorista en la moneda local -el yuan o renminbi-, en teoría sin cortapisas geográficas y de clientes. Previamente, sólo podían ofrecer estos servicios de forma parcial en 20 ciudades.

Pero una cosa es la teoría y otra la realidad, según afirma el máximo directivo de un banco europeo en China. "Pekín ha buscado una fórmula de compromiso. No le ha quedado más remedio que abrir el sector para cumplir con la OMC, pero, por otro lado, lo defiende con una serie de barreras", dice.

Los bancos que quieran incorporarse tienen que contar con un capital (97 millones de euros) en su filial china, y 100 millones de yuanes para cada sucursal. Además, deberán llevar en activo más de tres años y haber sido rentables los dos anteriores a la solicitud.

Una vez obtenida la aprobación, no podrán ofrecer servicios en renminbis a los particulares ni emitir tarjetas de crédito hasta que pasen tres años. Aquellos que opten por no incorporarse localmente, sólo podrán captar clientes si el depósito es superior a un millón de renminbis (97.000 euros).

"En un sentido estricto, Pekín no ha abierto el sector", dice Lun. El ejecutivo europeo coincide: "Existen restricciones de capital, normas contables y regulaciones que van a limitar el crecimiento extranjero". Otras dos barreras técnicas, según añade, son que "el volumen total de créditos concedidos no puede ser superior al 75% de los depósitos, y que la máxima exposición con cada cliente corporativo no puede superar el 10% del volumen de la cartera".

Durante estos años, y a la espera de la apertura del sector, los grupos extranjeros han invertido en la toma de participaciones en bancos chinos. A finales de septiembre de 2006, tenían el 1,9% del total de los activos bancarios del país, unos 80.000 millones de euros.

Los acuerdos de la OMC impiden a las entidades foráneas la toma de control de un banco chino. La propiedad está limitada a un máximo del 25% y del 20%. Pekín sólo ha hecho una excepción. Un consorcio liderado por Citigroup recibió la aprobación en noviembre para comprar el 85,6% del Banco de Desarrollo de Guangdong, que atraviesa dificultades.

"La competencia aumentará, pero no esperamos un éxodo de clientes de los bancos locales a los extranjeros, ya que éstos carecen de redes de oficinas y se concentrarán inicialmente en la banca corporativa", escribe Syetarn Hansakul, analista de Deutsche Bank, en un reciente informe.

Mientras los bancos extranjeros se han preparado para la liberalización, también lo han hecho los chinos. "El Gobierno ha inyectado mucho dinero para hacerlos solventes, aunque aún tienen índices de créditos impagados muy altos [una media nacional del 7,5% en junio pasado, según el Gobierno]", dice Lun.

Para Pekín, se trata de continuar un proceso durante el cual los bancos han reestructurado sus operaciones y se han asociado con socios extranjeros. Sin ceder, por ello, el control de un sector estratégico. Para la banca internacional, se trata de ganar mercado en la cuarta economía del planeta.

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