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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Narradores contemporáneos

¿Qué rastro queda de los cuentos clásicos en los relatos que construyen los artistas de hoy? ¿Qué medios utilizan esos artistas para narrar sus historias? Una muestra en el Centro Galego de Arte Contemporánea, de Santiago, trata de responder a esas dos preguntas a través de 83 obras de creadores como William Kentridge, Tracey Moffat, Antoni Abad, María Ruido y Carles Congost.

CUENTOS DIGITALES

Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC)

Valle-Inclán, s/n

Santiago de Compostela

Hasta el 28 de enero

En los relatos de las últimas décadas gana terreno el concepto de espectáculo
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Érase una vez...

El arte de narrar es probablemente casi tan antiguo como el hombre que, desde sus primeros momentos, sintió la necesidad de comunicar a los demás sus sentimientos y experiencias. Desde la prehistoria hasta hoy las cosas han cambiado bastante en lo que se refiere a técnicas e instrumentos de narración pero, sin embargo, permanece la necesidad del ser humano de contar historias y de tener a alguien que las escuche. Ésta es la tesis de partida de Cuentos digitales, la muestra que abre la programación del nuevo año en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) de Santiago.

La exposición persigue un doble objetivo. Por un lado, se trata de presentar un catálogo -extenso pero no exhaustivo- de las diferentes técnicas de narración que se han consolidado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, tras la definitiva implantación de los medios audiovisuales como instrumentos masivos de comunicación y de nuevas herramientas que introducen variantes en la forma de narrar. Pero además se trata de rastrear la supervivencia de muchos elementos estructurales y temáticos de los cuentos clásicos en los relatos que construyen los artistas de hoy.

Buena parte del más de medio centenar de obras exhibidas contienen rasgos que han estado presentes en los narradores a lo largo de varios siglos, como el interés por investigar las relaciones entre lo real y lo ficticio, la puesta en escena de miedos y deseos reprimidos o la construcción de arquetipos sociales. Sin embargo, también los cuentos actuales tienen unas características propias que se han ido forjando de forma paralela a la aparición de las nuevas técnicas e instrumentos.

En los relatos de las últimas décadas pierden importancia el narrador y el público y gana terreno el concepto de espectáculo. Hasta cierto punto es lógico que esto ocurra porque ya no basta un solo sentido -el oído o la vista- para captar la esencia de los cuentos de hoy, sino que suelen combinarse ambos y a veces también son necesarios el gusto y el olfato. El arte contemporáneo requiere cada vez un mayor esfuerzo de comprensión e implicación. Sin embargo, una de las conclusiones del recorrido por la exposición es que en el fondo lo más importante es seguir siendo capaz de contar algo que tenga interés y pueda atrapar al espectador, aunque las armas y métodos empleados para conseguirlo sean muy diversos.

Vídeos, fotografías e instalaciones son los formatos predominantes en una muestra que concede especial atención a las nuevas tecnologías pero también tiene espacios para los soportes tradicionales. La propia apariencia física del CGAC ha cambiado en estos días para convertirse en una gran factoría de narraciones donde el visitante siempre podrá encontrar una historia que le cautive. Hasta en el vestíbulo y en la terraza del centro se han instalado casetas de madera -semejantes a las que aparecen en multitud de cuentos infantiles- en las que se exhiben vídeos de contenido muy diverso: desde videoclips a anuncios publicitarios o cortometrajes. Entre las piezas distribuidas por las salas del CGAC podemos encontrar desde la visión lúdica e infantilizante del catalán Quim Tarrida y sus instalaciones con juguetes hasta las historias angustiantes que caracterizan a los vídeos de animación del surafricano William Kentridge. Este vaivén emocional es constante durante una muestra que presta especial atención a la influencia de la estética y la estructura narrativa del cómic y los videojuegos en la obra de muchos artistas contemporáneos.

Dentro de las múltiples formas

de narrar llaman especialmente la atención propuestas como las instalaciones del gallego Jorge Perianes, el relato con diapositivas del holandés Pablo Pijnappel, las fotografías de la australiana Tracey Moffat y las historias animadas de Cristina Lucas. Entre los artistas españoles y extranjeros participantes se encuentran también Antoni Abad, Aernout Mik, Feng Mengbó, Manu Arregui, Lars Arrehenius, Carles Congost, Dora García, Hans Op de Beeck, Ruth Gómez, Ann Lislegaard, Zilla Leutenegger, Hans Hoogerbrugge y Txuspo Poyo.

Un buen número de actividades paralelas completan el contenido de Cuentos digitales. Tiene especial interés un ciclo de cine que a partir de la semana próxima mostrará películas en las que está presente de alguna forma la alteración de la realidad que nos rodea. Entre los títulos que se exhibirán, Metrópolis (1927), El hombre invisible (1932), La Bella y la bestia (1946), 2001: una odisea del espacio (1968) o Solaris (1972).

'Un mystique determinado' (2003), instalación con vídeo de Carles Congost.
'Un mystique determinado' (2003), instalación con vídeo de Carles Congost.

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