El claustro vuelve a Valencia

El claustrillo gótico del Abad, instalado desde 1920 en el palacio del Canto del Pico, en Torrelodones, vuelve a su emplazamiento originario: el Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, en Valencia. Tras años de reclamaciones y problemas jurídicos, los trabajos de desmontaje han comenzado.

Fragmento a fragmento, los 10 arcos góticos de piedra arenisca desaparecerán y en su lugar se instalará una reproducción exacta. El consejero de Cultura, Educación y Deporte de la Generalitat Valenciana, Alejandro Font de Mora, viajó ayer hasta el Canto del Pico. Ni el tiempo desapacible, ni la niebla le desanimaron, porque esta recuperación, dijo, "es una de las más importantes por su significación histórica, cultural y sentimental".

La Generalitat abonará los 100.000 euros que costará la réplica

No es la primera vez que la construcción pasa por un trance semejante. El claustrillo se edificó entre los años 1357 y 1358, bajo los cánones del estilo gótico mediterráneo de la época. Allí permaneció 562 años, hasta que en 1920 José María del Palacio y Aberzuza, conde de las Almenas, construyó una residencia en Torrelodones con los restos arquitectónicos de distintas épocas, estilos y procedencias. Entre los elementos elegidos estaba el claustro.

Más tarde, el aristócrata regaló el inmueble a Francisco Franco, y en la actualidad es propiedad de la empresa SHL. En 1930 el palacio fue declarado monumento histórico artístico. Desde el inmueble, situado en el punto más alto de Torrelodones en el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, se divisa una vista magnífica que abarca 36 municipios madrileños.

En 1997 ya se empezó a hablar de la vuelta del claustro al monasterio de Santa María de Valldigna, fundado en 1298 por Jaime II y el más importante del antiguo Reino de Valencia tras la Reconquista. El camino de retorno ha sido largo. La Generalitat adquirió el claustro en 2003 por un millón de euros. Pero el principal escollo para la vuelta fue la protección con la que contaba el palacio como Bien de Interés Cultural. El Consejo de Ministros desbloqueó la situación al conceder autorización al traslado hace casi un año, el pasado 14 de enero.

El claustro se encuentra muy deteriorado debido a la falta de mantenimiento de los últimos 25 años y a las condiciones climatológicas de la sierra madrileña, muy dañinas para la piedra con el que está construido. La federación de contratistas valenciana, Fecoval, invertirá 450.760 euros en su desmontaje, traslado y restauración. Los 100.000 euros que costará la réplica para el palacio del Canto del Pico saldrán de las arcas de la Generalitat.

En Madrid se queda el palacio, abandonado a su suerte desde hace años. El alcalde de Torrelodones, Carlos Galbeño, firmó en 2005 un acuerdo marco con la empresa propietaria con el objetivo de que la finca pasara a ser propiedad municipal. Galbeño declaró ayer que las conversaciones están muy avanzadas y que en breve se podría llegar a un acuerdo más concreto. "Nadie quiere invertir en un Bien de Interés Cultural. La única solución es que pase a manos de la Administración pública y eso es lo que estamos intentando", explicó Galbeño.