Nuclear contra nuclear
Hace unas semanas, el actual primer ministro israelí, Ehud Olmert, rompió la línea oficial de la ambigüedad al reconocer que su país tiene armas nucleares. No parece que fuera un desliz. Ahora, en una filtración a The Sunday Times, fuentes israelíes han dejado caer que estarían preparando un ataque con armas nucleares tácticas lanzadas desde aviones contra tres instalaciones iraníes, para impedir así que el régimen de los ayatolás se haga con el arma atómica. Según esta versión, sería la única manera de asegurar la destrucción de los búnkeres protegidos en los que supuestamente se llevan a cabo el enriquecimiento del uranio y otras investigaciones.
Sería una locura que Israel rompiera el tabú sobre el no uso del arma nuclear que se ha impuesto en el mundo desde la única vez que se utilizaron contra Hiroshima y Nagasaki en 1945. Tal ataque podría generar una nueva carrera atómica y desestabilizar más Oriente Medio. Oportunamente, el papa Benedicto XVI alertó ayer del peligro que conllevan las ambiciones nucleares de Corea del Norte e Irán e instó a Teherán a aceptar las "propuestas legítimas" para negociar su plan.
Pese a los desmentidos ofíciales con la boca pequeña, el mensaje israelí indica a Teherán que no siga adelante con lo que considera una cuestión existencial para Israel (aunque desde Teherán se vea lo contrario). También le señala a Estados Unidos que si no hace algo más, está dispuesto a entrar en la espiral de la locura. El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí lo dejó claro: "Si la diplomacia tiene éxito, el problema se puede resolver de un modo pacífico". Evidentemente. ¿Y si no? Cuidado con acabar banalizando el uso del arma nuclear, incluso contra otros que tienen la pretensión de hacerse con ella.
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