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Entrevista:Manuel Vázquez | Conselleiro de Medio Ambiente

"Las empresas no pueden crecer cargándose el país"

Sonia Vizoso

La política medioambiental de la Xunta se pilota con mano izquierda y un bíceps preparado para manejar el timón cuando arrecia el temporal. Manuel Vázquez (O Carballiño, 1954) ha sido alcalde socialista en el gran feudo del PP, la provincia de Ourense, y está acostumbrado a sobrevivir en territorio hostil. Ahora es el encargado de llevar a la práctica una ley que desde el verano obliga a que todas las actuaciones de las consellerías cumplan con la ecología.

"Este Gobierno nunca aprobaría una planta de gas en la Ría de Ferrol, pero está ahí. Cogimos cosas que estaban ya muy adelantadas"
"A los alcaldes hay que decirles que al ordenar el territorio gana el que vive en el municipio. Si no, se forra el que pega el 'pelotazo' y luego se va"

El departamento de Manuel Vázquez ya ha parado decenas de minicentrales proyectadas por el anterior Gobierno gallego en los ríos y ha anunciado que vetará piscifactorías y parques eólicos en espacios naturales protegidos. Esas medidas y la nueva norma que restringirá la construcción en la costa han provocado las primeras turbulencias. El conselleiro cree que la culpa de esta tempestad la tiene la mala costumbre del "todo vale" que se extendió en la era Fraga. Espera, convencido, a que en dos o tres años llegue la calma.

Pregunta. Su departamento tiene ahora voz en todo lo que hacen las demás consellerías. ¿Cómo lo llevan sus compañeros?

Respuesta. La Ley de Evaluación Estratégica Ambiental que se aprobó en abril dice claramente que todos los planes y programas del Gobierno tienen que tener un informe de sostenibilidad. Todos mis compañeros ya saben que tienen que cumplir criterios de sostenibilidad medioambiental. Y nos lo ponen muy fácil, la verdad. Todo el mundo lo tiene asumido y está contento. Cuando sabes que, aparte de dejarte el cuerpo bien, legalmente lo tienes que hacer... No estamos teniendo grandes problemas a la hora de asumir que hay que cumplir. El día a día es más complicado y farragoso, pero vamos saliendo del tema.

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P. ¿Percibe temores por ese poder que ha adquirido la Consellería de Medio Ambiente?

R. Las mismas empresas ven que las políticas medioambientales computan en positivo. Sorprendentemente, te encuentras con que empresas de granitos, talleres mecánicos o conserveras vienen a buscar pactos ambientales. ¿Por un exceso de devoción ambiental? No, porque las normas de calidad ambiental les computan en mercados exteriores. Un empresario de granitos me contaba que había ganado un concurso para suministrar piedra a una zona del metro de París porque cumplía todos los requisitos. A mí no deja de sorprenderme, porque creía en el tópico de que veían el medio ambiente como un enemigo.

P. No tan contentos deben de estar las promotoras inmobiliarias, las piscifactorías, los parques eólicos...

R. Ellos no lo llevarán bien por el "qué va a pasar". En un país que fue absolutamente permisivo, en el que la franja costera valía para lo que valía, donde en los espacios protegidos lo que había eran unas piedras monas para hacer casas, que no dudaba en cargarse los ecosistemas fluviales... La gente tiene una inercia de un sistema político anterior en el que valía todo. Pero en un horizonte de dos o tres años, todo esto que parecía chino pasará a formar parte de la cultura política de este país.

P. Mientras eso no ocurra, ¿está usted preparado para lo que le viene encima?

R. Cuando alguien quiere construir una piscifactoría en no sé dónde y alguien le dijo antes "tranquilo, no pasa nada", si ahora yo le digo no, él se considera con unos derechos adquiridos. Aunque esa persona exteriorice una política de confrontación, dentro de su cabeza sabe que ahí no debe estar. Tenemos que aguantar el timón y mantener la tranquilidad. El que va ahí nunca es un chaíñas, sino un gran empresario que sabe que no puede crecer a costa de cargarse el país. Siempre pasa igual: toma de decisiones, turbulencias y luego tranquilidad.

P. ¿Y piensa mantenerse firme hasta el final?

R. Vamos a llegar adonde este país quiera llegar. Hay un Parlamento, un presidente, un Gobierno... El conselleiro de Medio Ambiente no va por libre. Hay reuniones de Gobierno, acuerdos y una política de transición.

P. Fue alcalde durante muchos años y conoce los apuros económicos de los ayuntamientos. ¿Qué gana un municipio al que se le aumenten los espacios naturales protegidos en los que no puede construir?

R. El principal problema de los alcaldes es que, mientras la Administración sólo les dé el 13% de los recursos, siempre estarán en una agonía. Este Gobierno quiere convertir la protección de espacios naturales en un sistema de desarrollo económico. Un espacio natural protegido bien gestionado es una herramienta de desarrollo que mueve mucho dinero. La ordenación de la franja litoral hay dos maneras de verla: haciendo caja al principio y después a ver lo que pasa, u organizar el territorio de la costa con un crecimiento urbanístico razonable, que es el futuro. A los alcaldes hay que decirles que cuando se ordena el territorio con criterios razonables gana el que va a vivir ahí toda su vida. De la otra manera el que se forra es el que viene, pega un pelotazo y a los tres días se marcha. Los habitantes y los alcaldes van a agradecer mucho que pongamos orden en todo esto.

P. La consellería va a elevar del 12% al 20% el porcentaje de territorio gallego protegido. ¿Qué ocurrirá con los dueños de los terrenos que se protegerán?

R. El espacio natural no es sinónimo de medidas restrictivas. El ciudadano que vive ahí debe entender lo que está pasando y colaborar en protegerlo. El Gobierno anterior era más de decretos, y no hay espacio protegido en Galicia que no tenga su colectivo de afectados. El espacio natural protegido hay que hablarlo y pactarlo. Los habitantes de estas zonas van a ganar. Tenemos que primar a la población que viva en espacios naturales protegidos. Que tengan más ayudas, más infraestructuras...

P. ¿En qué zonas pasará esto?

R. En todo el macizo central, Peña Trevinca, Manzaneda... Esto acabará siendo parque natural, pero no porque lo diga el conselleiro, sino que lo pactaremos con todos los alcaldes y estarán encantados de que lo sea.

P. Una ley protegerá a partir del año que viene paisajes. ¿Es sólo un tema estético?

R. No, es un tema de identidad. Todos nacimos en algún sitio donde hay un paisaje singular que no vale para nada más que verlo y disfrutarlo. De la misma manera que un ayuntamiento planifica el suelo urbano, tiene que pactar qué paisajes le identifican como municipio. Y eso tiene que estar en la planificación del territorio. No va a pasar nada. Normalmente los mejores paisajes son lugares de poco valor económico, salvo en la costa, que es otra guerra. Será un pacto social.

P. ¿Pero va a proteger esos paisajes del feísmo, de las torretas de alta tensión o de los parques eólicos?

R. Nosotros somos una parte del puzzle. Estamos haciendo una campaña de sensibilización en otras consellerías y lo que queremos es poner en marcha el convenio europeo del paisaje que otras comunidades como Cataluña, el País Valenciano o Canarias ya tienen.

P. ¿Pero se van a suprimir esas construcciones?

R. A mí y a mi equipo nos toca llevar el testigo durante un tramo de esta carrera. La carrera no la corremos solos, sino todo el Gobierno. ¿Hasta dónde vamos a llegar? No lo sé.

P. ¿Hasta dónde le gustaría?

R. Hasta tener un gran mapa, un plan de ordenación de los recursos naturales de este país, un sistema de información geográfico en el que le des a una tecla y sepas dónde están los humedales, la Red Natura, las riberas de los ríos inundables, la franja de costa protegida... En el espacio que quede haremos lo que nos parezca, pero el otro no lo tocaremos. Por cierto, que lo dice la ley, pero no se cumplía. La ley dice que hay una zona de protección de cauce en la que no se puede construir pero en la que construye todo el mundo. Vas a Cee, vas a Vilagarcía o vas a Oia y ves que la naturaleza está recuperando lo que era de ella.

P. Pero entonces no faltan leyes, sino cumplirlas.

R. Las que había no se aplicaban y no había voluntad política de hacer más. ¿Por qué Galicia en 2006 no tiene un mapa de zonas inundables cuando se inunda buena parte del país cada cinco años? Este Gobierno va a romper inercias de atrás y va a tener problemas, pero en cinco años será moneda de curso habitual.

P. ¿Tiene sentido sacar Ence de la Ría de Pontevedra y meter una planta de gas en la de Ferrol?

R. A este Gobierno hay muchas cosas que le cogen ya muy adelantadas. A ver cómo acaban todos estos acuerdos de jurisprudencia que están cayendo sobre la planta de gas. Tampoco puede llegar uno como un caballo a una cacharrería y cargárselo todo. Creo que este Gobierno nunca aprobaría eso, pero está ahí.

P. ¿Le preocupa que empiece a funcionar el año que viene con los estudios ambientales anulados por la Justicia?

R. Hay un dato de inseguridad jurídica para todos. Al final es un tema que excede la política medioambiental y depende de los servicios jurídicos de la Xunta. Estamos implicadas varias consellerías y estamos al socaire de lo que digan los servicios jurídicos de la Xunta, que son los que están pilotando esas sentencias. No me atrevo a decir nada, puede pasar cualquier cosa.

P. Pero no negará que es curioso que ustedes defiendan una tramitación ambiental que PSOE y BNG denunciaron en los tribunales cuando gobernaban el ayuntamiento de Ferrol.

R. Ese es el pro y el contra de un sistema democrático. Cuando me encuentro con concesiones de minicentrales que aún están sin construir, pero que tienen autorización... Personalmente preferiría no hacerlas, pero yo no soy quien para quitarle a ese señor un derecho que tiene adquirido legalmente. Un sistema de garantías es un sistema de garantías, y es complicado.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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