_
_
_
_
La ofensiva terrorista
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crónica de un proceso apagado

¿Qué es lo que merecía la pena? "Siempre merece la pena intentarlo. A veces es difícil, pero lo correcto es hacerlo", dijo Tony Blair tras hablar sobre el proceso de paz con José Luis Rodríguez Zapatero el pasado 3 de octubre en el madrileño Palacio de la Quinta. "Si la voluntad de resolverlo se mantiene y se aplica determinación paciente, entendiendo que a veces se avanza deprisa y otras no tanto, e incluso parece que el proceso se apaga, muchas cosas acabarán cuajando", añadió el primer ministro británico.

Esta es una de esas ocasiones descritas por Blair. "ETA puede haber deseado que su bomba no matase a nadie, permitiendo que el proceso de paz se mantuviera vivo. Hizo tres advertencias telefónicas en la hora previa a la explosión. Pero las bombas son letalmente impredecibles", señala la revista británica The Economist. Y agrega: "Ahora la voluntad generada por el alto el fuego ha volado por los aires. Si los españoles de a pie rechazan el proceso, Zapatero no intentará empujarles hacia él. Ha tenido considerable coraje político en hacer el viaje al punto al que había llegado...".

Más información
Zapatero pide apoyo del PP a la unidad contra ETA y Rajoy le exige la vuelta al Pacto

Ahora que parece que el proceso se apaga, la preocupación mayor de Zapatero, según fuentes informantes, es la siguiente: no contribuir a que ETA, después de haber hecho estallar el proceso, declare la ruptura formal del alto el fuego permanente del 22 de marzo y reanude como objetivo explícito, declarado, las acciones armadas de hace tres años y medio. En eso consiste, según esas fuentes, la diferencia de lenguaje entre el presidente y sus colaboradores, entre ellos el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Aunque ETA pueda considerar el atentado del sábado 30 como el método de presión tradicional de una banda terrorista asesina que dialoga con el Gobierno, esa percepción no puede ser la misma para Zapatero ni para la sociedad española.

En la entrevista que los encapuchados concedieron al diario Gara el pasado 14 de mayo, advertían: "Lo más importante es alimentar sin cesar el proceso, y para ello deben darse pasos concretos, sin dar opción a que haya parones en el mismo, sin dejar que pueda pudrirse finalmente". También decían: "Con el alto el fuego, ETA ya ha realizado su principal aportación al impulso del proceso. Ahora corresponde a las autoridades de Moncloa tomar y cumplir sus compromisos para dar una salida negociada al conflicto...".

En su reunión de los pasados 15 y 16 de diciembre, los enviados del Gobierno mantuvieron un debate a cara de perro con sus interlocutores de ETA. Ya antes, en el vídeo del PSOE sobre la tregua de 1998, los socialistas denunciaban las concesiones que José María Aznar y Mariano Rajoy habían realizado en el terreno penitenciario antes de sentarse en Suiza con el Movimiento Vasco de Liberación, como Aznar llamó a ETA. Por tanto, cuando el 15 y 16 se les dijo que no a todas las exigencias (territorialidad, presos, autodeterminación y otras), ETA pudo comprobar lo que ya había advertido: el proceso, para usar su propia expresión, se pudría. El atentado fue su respuesta.

Más allá de que ETA, en su próximo comunicado, declare acabado o vigente su alto el fuego, el Gobierno debe considerar terminada esta fase del proceso de paz. En otras condiciones, en otro ambiente político, con una aritmética de fuerzas diferente y en otro contexto siempre se podrá intentar. Este proceso, en esta etapa, se ha apagado. La realidad es la única verdad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_