Urzaiz se divierte en su partido 400

Urzaiz aprovechó su partido número 400 en la Primera División para reclamar su lugar en el podio de los más grandes goleadores de la Liga.

Desde su debut con el Athletic, en 1996, el de Tudela ha marcado más de un centenar de goles. Ayer se alzó y sacudió la cabeza dos veces más para dar el triunfo al cuadro vasco sobre un Mallorca presa del desgobierno y la acuciante necesidad de puntos. La cída en picado del conjunto balear parece no tener fin, pese a la recinte renovación de su técnico, Goyo Manzano.

En el equipo local no aparecieron ni Arango ni Jankovic, quienes habitualmente conducen el ataque, y pasó inadvertido Ibagaza. El argentino, que volvía al equipo titular tras una lesión, se paseó sin pena ni gloria por el césped, lejos de ser el enganche rápido e imaginativo de otros tiempos.

El Athletic no fue más creativo que el Mallorca, pero, como viene sucediendo desde la llegada de Mané a su banquillo, supo sacar oro de las jugadas a balón parado. Un terreno en el que Urzaiz sigue siendo el rey. Se asoció dos veces con su relevo generacional, Yeste, para desarmar a la defensa isleña. Dos acciones calcadas en su concepción, aunque nacidas en diferentes puntos del terreno de juego. A la media hora, Yeste dibujó un saque de esquina para que el ariete se impusiera a su marcador y cabeceara hasta la red.

Al Athletic, no obstante, le faltó garra para amendrentar definitivamente a un rival muy tocado anímicamente y que jugó bajo la presión de una afición desencantada. A pesar de tener el marcador a favor, los leones permitieron reaccionar al Mallorca, que en el último tramo del primer tiempo encadenó un puñado de ocasiones y pudo incluso empatar a la salida de un corner.

La reacción balear se frenó en seco tras la reanudación, cuando llegó el segundo de Urzaiz. Otra vez servido por Yeste, en esta ocasión de falta directa. Manzano, trató entonces de revolucionar su alineación, pero ni la entrada de un Tristán en horas bajas ni la de un Maxi López desentonado sirvieron para reanimar al equipo. La única ovación del público mallorquín se la llevó precisamente Urzaiz, bigoleador en el Ono Estadi y que fue sustituido cuando faltaban veinte minutos para el final.

Los últimos minutos alumbraron otro importante regreso para el equipo vasco, el de Etxeberria. El guipuzcoano ingresó en la recta final y puso en evidencia la descoordinación de la defensa mallorquinista robando una pelota cedida por Ramis a Prats y convirtiéndola en el gol de la tranquilidad para los suyos. Apenas un minuto antes, el Mallorca había recortado distancias con un autogol de Expósito, un error que quedó en una simple e intrascendente anécdota.

La derrota del Mallorca viene a cuestionar la idoneidad de la reciente renovación de Manzano por un año más. No conoce la victoria en casa desde el 24 de septiembre, una sangría de puntos que lo ha vuelto a asomar al balcón del descenso.