Veinte hombres en busca de Diego
Los bomberos trabajaron manualmente durante la madrugada para rescatar a la última víctima de ETA
A las 9.35 de ayer, el cuerpo sin vida de Diego Armando Estacio salió de entre las toneladas de cascotes en las que llevaba encerrado una semana, desde el momento en el que ETA reventó el aparcamiento de la terminal 4 de Barajas. Para rescatarlo, una veintena de bomberos del Ayuntamiento de Madrid trabajó manualmente, sin descanso "ni para un vaso de agua", según afirmó uno de ellos, durante cinco horas y media.
El reconocimiento que hicieron los bomberos en la tarde del viernes dejó claro cómo organizarían el operativo para llegar hasta Diego Armando. Primero debían avanzar de arriba a abajo desde la montaña de escombros hasta llegar al Renault Clio blanco en el que murió el joven ecuatoriano. Las grúas se encargarían de retirar cuatro de los cinco forjados que cubrían el coche. Más tarde, quitarían los forjados que colgaban de las plantas del aparcamiento que habían quedado intactas. Así querían garantizar la seguridad de los que trabajaban en el siniestro.
"Avanzamos por galerías tan estrechas que no podíamos llevar casco", dice un bombero
Y, por último, llegaría la parte más complicada: eliminar el último forjado por métodos manuales. En esta tercera fase ya no podían usar maquinaria pesada por miedo a dañar los restos de la última víctima mortal del terrorismo en España. Éstas fueron las horas, desde las 4.00 hasta las 9.35, en las que los bomberos no pararon ni para beber agua.
Uno de los momentos más peligrosos en el rescate del ecuatoriano asesinado con 19 años fue el reconocimiento anterior que realizaron los bomberos. Para apuntalar la zona y que no se viniera abajo la montaña de escombros, horadaron una galería muy estrecha en su interior. "Era tan pequeña que teníamos que ir sin casco", recuerda Medardo Tudela, uno de los hombres que participaron en el operativo.
Una vez que retiraron una losa de hormigón macizo de 5 metros de largo por 2,5 de ancho, el método utilizado para liberar a Diego Armando no fue el mismo que el que se empleó para la otra víctima del atentado de Barajas, Carlos Alonso Palate. En lugar de retirar el vehículo de los escombros, los bomberos no pudieron moverlo a causa del dado de hormigón que tenía encima. Y en lugar de cortar el techo como haría un abrelatas, en este caso eliminaron la puerta del copiloto y se abrieron camino para extraer el cuerpo, que, según un oficial de bomberos, "no estaba muy deteriorado". Fue entonces cuando tumbaron a Diego en una camilla y lo trasladaron a un hospital de campaña en el mismo aeropuerto. Desde allí saldría en dirección al Instituto Anatómico Forense.
En total, el rescate duró más de 36 horas: desde que el día 4 a las 21.00, gracias a las indicaciones de la novia de Diego, los bomberos localizaron el coche, hasta las 9.35 de ayer.
Tudela cuenta cómo actuaron el día 4, cuando por fin encontraron el Clio: "Avanzábamos por pequeñas galerías, desescombrando a mano, cortando barras de acero con oxicorte [un tipo de soplete]. El último tramo lo hicimos sin casco, porque abultaba demasiado. Y como no podíamos acceder al vehículo, la policía nos dejó una minicámara de control por sonda. Cuando encontramos un huequecito, pudimos meter la sonda para ver el coche por dentro".
Horas más tarde, el entrenador del Real Madrid, Fabio Capello, y los dos capitanes del equipo, Raúl y Guti, en representación de todo el banquillo, realizaron una ofrenda floral en el lugar del atentado, antes de desplazarse hasta A Coruña, donde jugarán su próximo partido.
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