Fin del calvario
Los atentados del 11-S en 2001 marcaron para las compañías aéreas estadounidenses el comienzo de un calvario que las lanzó a un intenso proceso de reestructuración.
Pero ahora la luz asoma al final del túnel. La reducción de capacidad, que podría acelerarse si se materializan las fusiones en juego, combinada con la vuelta de la demanda a los niveles previos al 11-S, la mejora de la economía y el alto precio del petróleo, permitió a las compañías incrementar sus tarifas en un 15% durante 2006. En paralelo, las aerolíneas han ido reduciendo costes operativos, con drásticos recortes de plantilla, que han dejado el número total de empleados en 264.000, un 37% menos que en 2001. Los sueldos, como promedio, son un tercio más bajos que hace cinco años.
Todo esto sumado, según los analistas de Calyon Securities, permitirá cerrar el año con unos beneficios en el sector próximos a los 2.300 millones, que podrían elevarse a 5.600 millones en 2007, frente unas pérdidas acumuladas de 35.000 millones entre 2001 y 2005. El peor año fue 2002, cuando se superaron los 11.000 millones en pérdidas.
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