Musulmanes a la puerta de la mezquita
La improbable vuelta de las plegarias al mihrab de Córdoba
El uso compartido de la mezquita de Córdoba es una aspiración antigua de los musulmanes españoles. Un grupo de conversos ha reclamado de nuevo el uso ecuménico del edificio, y el Obispado, propietario del templo desde el siglo XIII, ha vuelto a rechazar la propuesta.
La cuestión tiene un precedente a principios de 1981, cuando el entonces alcalde de Córdoba, Julio Anguita (IU), le dijo al obispo José Antonio Infantes Florido: "Usted no es mi obispo, pero yo sí soy su alcalde". Todo a propósito del convento de Santa Clara, situado en la judería, a unos 800 metros de la mezquita, era el objeto de disputa entre el religioso y el dirigente comunista. El Ayuntamiento cordobés, propietario del histórico edificio desde 1960, pretendía ceder el convento, cerrado desde hace un siglo, a una asociación cultural musulmana. Al obispo no le hacía ni pizca de gracia, y Anguita intentó poner a cada uno en su sitio. Al final, aquella cesión se quedó en nada. Como también se quedó en la carpeta de proyectos pendientes el instituto internacional de estudios cristiano-islámicos que otro obispo cordobés, Francisco Javier Martínez, intentó ubicar en ese convento de Santa Clara en 2002. Hoy, el Ayuntamiento y la Fundación Caja Madrid están restaurando el edificio para convertirlo en un museo, que servirá para comprender la historia de la milenaria ciudad.
Nadie ha puesto en duda los derechos de propiedad de la Iglesia católica sobre este edificio
Mansur Escudero ha escrito una carta a Zapatero y otra al Papa para instaurar un uso conjunto
Los conversos piden que se permita el rezo islámico alegando la Alianza de Civilizaciones
Porque Santa Clara, que ha estado cercano a la ruina durante décadas, ha sido un templo religioso de varios credos. Primero fue una iglesia tardorromana en el siglo VI. Luego, mezquita en la época califal. Con la conquista cristiana de la ciudad en el siglo XIII pasó a ser templo católico, y a partir del XIV, un convento.
Ése ha sido el recorrido histórico de la ciudad de Córdoba, al que habría que añadir también su importancia durante la época romana. Y, cómo no, ése es el recorrido de su monumento más conocido: la mezquita (declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco).
Ningún regidor o regidora pretende ahora entregar este símbolo a los musulmanes. Pero un grupo de conversos españoles ha pedido recientemente que se permitan rezos islámicos, de forma simbólica, frente al mihrab de la mezquita.
Esta petición no es nueva. Mansur Escudero, presidente de la Junta Islámica de España, dice que la lleva haciendo desde hace décadas. Tampoco es nueva la negativa del Obispado cordobés, propietario del edificio desde el siglo XIII, que recuerda, cada vez que se le pregunta, que el templo es la catedral de la ciudad.
Nadie ha puesto en duda los derechos de propiedad de la Iglesia católica sobre este edificio. Lo que se pide es un símbolo; es, según explica Escudero, que en el templo pueda haber rezos compartidos.
En febrero de 2006, el converso Escudero remitió una carta al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que pedía la transformación de la mezquita de Córdoba y de la basílica de Santa Sofía de Estambul (hoy cerrada a todo culto) en "templos ecuménicos en los que cristianos, musulmanes y creyentes de otras religiones" pudieran orar juntos "al mismo Dios". En esa misiva, la Junta Islámica argumentaba que su propuesta tenía encaje dentro de la denominada Alianza de Civilizaciones, que impulsan los Gobiernos turco y español. Según Escudero, de momento no hay respuesta oficial a aquella solicitud de febrero de 2006.
Han pasado los meses, pero el presidente de la Junta Islámica no olvida su pretensión, que, según asegura, no busca enfrentamientos ni plantea la recuperación de Al Ándalus [como llamaba el islam a toda la península Ibérica] por parte de los musulmanes. El 13 de diciembre pasado, Escudero tuvo la oportunidad de coincidir en un desayuno organizado por una agencia de información con Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Le planteó la posibilidad del rezo compartido, y Blázquez dijo que "si unos musulmanes entran y quieren rezar en el mihrab, no habrá ningún problema". Al día siguiente, la CEE se volvió atrás en un comunicado en el que se afirmaba que Blázquez "no ha recomendado ni recomienda" que los musulmanes "recen de ningún modo" en la catedral de Córdoba. La Conferencia Episcopal añadió que Blázquez "era consciente de que la única autoridad en la materia" es el mismo obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, "en comunión y bajo la autoridad directa de la Santa Sede".
Así que Escudero se fue a las fuentes y decidió enviar otra carta al papa Benedicto XVI en la que reclamaba ese uso conjunto para "enterrar enfrentamientos pasados" entre las dos religiones. Además solicitó una entrevista con el nuncio o con el propio Papa para hacerle llegar esta propuesta, algo que todavía no ha ocurrido. El obispo de Córdoba no dejó que el debate siguiera adelante. El 27 de diciembre hizo público un comunicado en el que se descartaba esa posibilidad de rezo conjunto. Asenjo argumentaba, además de los derechos de la Iglesia sobre el templo, que la medida "sólo generaría confusión en los fieles, dando pie al indiferentismo religioso".
Además de la comunidad de Escudero, la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), como ha declarado su portavoz, Javier Isla, también se ha sumado a esta petición de uso ecuménico. Sin embargo, parece difícil que el Obispado finalmente transija y permita esos rezos compartidos.
Sadam Husein rezó allí
EL REZO MUSULMÁN en la mezquita de Córdoba no siempre ha estado prohibido abiertamente. De hecho, en los últimos 30 años ha habido algunas excepciones. Como, por ejemplo, los rezos comunitarios permitidos en 1979, 1982, 1985 y 1991. Según el presidente de la Junta Islámica de España, Mansur Escudero, el obispo José Antonio Infantes Florido (que estuvo al frente de la diócesis cordobesa entre 1978 y 1996) fue el último que denegó públicamente la posibilidad a los musulmanes de rezar en el templo de forma normalizada.
Pero antes de la década de los años noventa del siglo pasado hubo más excepciones de rezos individuales por parte de, por ejemplo, príncipes saudíes. Uno de esos afortunados fue Sadam Husein.
En 1974, Sadam, entonces vicepresidente del Consejo del Mando Revolucionario de Irak, visitó España. Además de comer con el dictador Francisco Franco, el dirigente iraquí visitó la ciudad de Córdoba. A Sadam se le permitió orar durante unos minutos frente al mihrab, como recuerdan las crónicas periodísticas de la época.
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