Vuelos de cortejo
Mientras los fríos alientos de la invernada lamen cada resquicio de las sierras y campos ibéricos, las más grandes y aparatosas de las aves han comenzado ya sus ritos nupciales. Los buitres leonados inician en estas semanas sus escarceos amorosos. Los cortados rocosos y paredones donde se instalan las colonias de cría hierven con el frenesí de los emparejados. El leonado no busca cada año una pareja nueva, sino que, como la mayoría de las grandes rapaces, mantiene casi toda su vida los vínculos afectivos con la compañera o compañero con quien se emparejó en su primer invierno como adulto. Pero eso no quita que, coincidiendo con cada inicio del calendario romano, las parejas tengan un periodo prenupcial en el que mediante una serie de rituales reafirmen sus lazos de unión. Sobre los cielos cercanos a las buitreras es fácil observar los vuelos de cortejo. Son muy habituales las persecuciones entre macho y hembra, en las que realizan largos vuelos tocándose los cuerpos en el aire e incluso entrelazando sus garras mientras descienden de forma vertiginosa. Al mismo tiempo, la pareja aporta algunos palos y ramas al desvencijado nido.
Aunque el buitre leonado es el más fácil de observar, hay otros grandes necrófagos que inician en estas fechas sus cortejos, como el quebrantahuesos, que con su librea oxidada sobrevuela las foces y acantilados de los Pirineos. Se suceden de igual manera los lances de celo del águila real y del búho real, los más grandes cazadores alados de Europa, aunque por su escasez son mucho más difíciles de ver.
La observación de estos rituales nupciales resulta fácil en las cercanías de los cañones y hoces en los que suelen establecer sus nidos. Un poco de paciencia y prismáticos son suficientes para disfrutar con las piruetas y acrobacias de unos pájaros que llegan a medir hasta dos metros y medio de envergadura. Algunos de los mejores lugares para la observación son las foces de Arbayún y Lumbier (Navarra), la foz de Burgui (entre Navarra y Zaragoza), las hoces de los ríos Riaza y Duratón (Segovia), los cañones del Ebro y del Rudrón (Burgos) y el salto del Gitano (Cáceres).
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