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Crítica:ENTRE 15 Y 20 EUROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Sushi' y más

José Carlos Capel

Eat moves o comida en movimiento, pregona a bombo y platillo el eslogan de esta casa. Local desenfadado, de pretensiones gastronómicas limitadas, que gira en torno a una estrecha cinta transportadora que cruza su galáctico comedor de un extremo a otro, desde la cristalera de la cocina hasta la punta de la barra. Sobre su superficie se pasean pequeños platillos con diferentes clases de nigiri sushi, makis, california rolls y otros bocaditos nipones de arroz que los propios clientes escogen al verlos pasar en régimen de autoservicio. Hasta el agua (mineral o gasificada) se la escancian los comensales de dos grifos que emergen en el centro de las mesitas.

Como es lógico, la factura depende de la cantidad y la calidad de lo elegido. Para calcular la suma se aplica un código de colores: los platos de filo naranja (1,50 euros) son los más económicos; los de reborde gris (4,50 euros), los que transportan las preparaciones más caras. Entre medias, otros de 2 y 3 euros.

PINK SUSHIMAN

Caballero de Gracia, 8. Madrid.

Cierra los domingos por la noche.

Teléfono: 913 60 56 08.

'Web': www.pinksushiman.com

Bocaditos fríos, se entiende, que se elaboran a discreción por dos sushiman que trabajan a la vista en un extremo, porque para los calientes ya está su cocina, que se atreve con platos de la culinaria japonesa o incluso china como sus tres woks: el de verduras, el de setas y pollo y el de tallarines con gambas. Entre estas especialidades figuran cosas normales junto a otras imprevisibles: teriyaki o yakitori de pollo, gyozas de verduras y carne, tempura, tofu pockets y varios arroces. Platos que con algo de suerte se pueden solicitar a unas camareras tan desinhibidas como el propio local, que suelen simular actividad pero es fácil que se encuentren ausentes.

De la misma cocina también salen una sopa de miso mediocre y conos (temakis) de alga nori rellenos de distintas cosas. Hasta un total de ocho especialidades, incluidas las de cangrejo y mango, el salmón crujiente y la tempura de langostinos.

Y para beber, cervezas españolas o japonesas. O, en su lugar, sake y dos vinos blancos o rosados de precios económicos.

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Se concluye con postres convencionales (tarta de chocolate, tarta de queso, helado de té verde) que no valen gran cosa. Tampoco el té verde figura entre lo mejor de la casa.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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