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Reportaje:El futuro urbanístico

El nuevo cinturón de ladrillo de la región

Pueblos de Toledo y Guadalajara próximos a Madrid proyectan albergar 300.000 habitantes más

Adosados, edificios de 10 alturas, macropolígonos industriales, campos de golf... Los pueblos del Corredor del Henares y de La Sagra, en Guadalajara y Toledo, han experimentado un enorme crecimiento en los últimos años gracias a los madrileños que huyen azuzados por el desorbitado precio de la vivienda. Esa rápida expansión se ha dejado por el camino, en muchos casos, las infraestructuras suficientes. Madrid corre el peligro de quedar constreñido entre enormes núcleos de 300.000 habitantes al este y sur. Sería como construir dos grandes ciudades adyacentes a la Comunidad. Por el contrario, los municipios de Ávila y Segovia mantienen su lento desarrollo. Pero la capital segoviana tiene planes.

Madrid crece. Las acusaciones de corrupción por un urbanismo desaforado se han multiplicado en los últimos meses en diversos pueblos de la región. Pero al otro lado de la frontera, los crecimientos urbanos no son menores. Los municipios de Guadalajara, Ávila, Segovia y Toledo más próximos a la región preparan recalificaciones que permitirán aumentar la población en más de 300.000 personas.

Un ejemplo es Seseña (Toledo) donde Susana del Castillo empuja el carrito de su bebé por el centro de la localidad. Hace apenas tres años, uno después de que naciese su primera hija, decidió vender su piso de 56 metros cuadrados en Leganés por 183.000 euros y trasladarse junto a su marido a esta localidad. Ahora, a sus 32 años y con otro niño de tres meses, disfruta de su chalé de tres plantas, con más de 200 metros cuadrados habitables y una parcela anexa. Todo ello por 156.000 euros. "Vinimos buscando tranquilidad y, además, aquí es mucho más barato".

"La locomotora económica de España", como le gusta definir a la presidenta regional, Esperanza Aguirre, a la Comunidad, ha provocado un cambio radical en los pueblos de las provincias limítrofes. Tanto es así, que algunos se han dejado por el camino su alma y se han convertido en "panales" fríos, monolíticos y miméticos, enterrados por el ladrillo. Localidades del Corredor del Henares o del Corredor de La Sagra que hace 10 años sólo llegaban al medio millar de habitantes, hoy preparan proyectos con campos de golf de un millón de metros cuadrados y la construcción de más de 15.000 viviendas en 15 años. Otros, que se sustentaban de lo que paría la tierra, planean reclasificar 20 millones de metros cuadrados de suelo rústico para levantar una macrociudad industrial y 20.000 viviendas, algunas de ellas en edificios de hasta 10 alturas.

Lejos del trabajo

Una carretera secundaria de doble sentido conduce hasta Torrejón del Rey. Se trata de un pueblo de Guadalajara que está a 68 kilómetros de Madrid. Una hilera de chalés en lo alto de un cerro da la bienvenida al visitante. El municipio es acogedor, cálido, pero tiene un implante de casas que, con disciplina militar, se alinean vestidas con los mismos ropajes hasta donde llega la vista. "Aquí vienen, fundamentalmente, gente de los municipios del Corredor. Parejas jóvenes con críos en edad escolar. Venden su piso y se compran un chalé. La ventaja es que vives en el campo, pero te alejas del lugar de trabajo", asegura el alcalde, Mario San Martín (PP).

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Torrejón del Rey tiene en la actualidad 5.066 habitantes y ha vivido tradicionalmente de la agricultura y algo de la ganadería. "Desde 2000, se ha producido un crecimiento muy importante", aclara él mientras muestra orgulloso los planos de lo que será el futuro de su municipio. "Vamos a construir 17.000 viviendas nuevas siguiendo el modelo de ciudad jardín: bulevares, carriles-bici, bloques de un máximo de tres alturas...". El tiempo para hacerlo, "unos 15 años desarrollados en cuatrienios". Para que esto vea la luz se tendrá que reclasificar 3,5 millones de metros cuadrados. Es decir, que en ese periodo, el pueblo estará listo para convertirse en una ciudad a la que se incorporarán 51.000 personas. Torrejón y localidades como, entre otras, Villanueva de la Torre, Azuqueca, Alovera, Cabanillas del Campo, Chiloeches, El Pozo, Pioz, Horche o Yebes, que están en un radio de 70 kilómetros de Madrid, han experimentado la misma metamorfosis.

No muy lejos de Torrejón del Rey se encuentra Villanueva de la Torre. En poco más de un año y medio, la población pasó de 300 a 1.500 habitantes. La llegada de familias jóvenes situó la media de edad en los 31 años actuales. El siguiente aluvión se produjo entre 1999 y 2001, cuando se incorporaron al municipio 5.000 personas. Ahora están censadas 5.900 personas, pero de hecho viven 6.500, según su alcalde, el socialista Luis Fuentes. Está prevista la construcción de 6.000 viviendas en poco más de 10 años.

Uno de los problemas a los que se enfrentan estos municipios es la falta de infraestructuras. El proyecto de construcción va por delante, en la mayoría de los casos, al de urbanización. Esto provoca problemas por la falta de plazas de guardería, colegios, de atención sanitaria, viales e incluso de abastecimiento de agua.

Azuqueca de Henares se encuentra a tiro de piedra. Hace tiempo que dejó de ser un pueblo. De hecho, hay que dar más de una vuelta para encontrar el casco antiguo. Claudio Sevilleja es un jubilado de 77 años. Pasea por el centro con su gorra verde de alpaca calada, un impermeable y un paraguas prendido de un brazo. "Cuando llegué a este pueblo hace 40 años, no había más que vacas y para atravesar la plaza tenías que ponerte las katiuskas por el barro que había".

"El crecimiento del pasado año y el de éste ha sido de una media de entre 1.000 y 1.500 nuevos habitantes", asegura el concejal de Urbanismo, Julio García. Según dice, no quieren convertirse en una ciudad dormitorio. Alovera debería estar, si se atiende a las indicaciones de los carteles kilométricos, a dos kilómetros de Azuqueca, pero ambos pueblos se encuentran ya unidos. Hace 15 años sobrepasaba por poco los 1.000 habitantes, ahora tiene 9.300 censados y su alcaldesa, la socialista Purificación Ruiz, planea construir 15.000 viviendas en 15 años.

Al otro lado de la A-2, en dirección Guadalajara, cerca de Azuqueca está Chiloeches. Varias palas excavadoras lanzan, a las afueras del pueblo, dentelladas contra el suelo. El teniente de alcalde, César Urrea (PP), habla sin descanso de los proyectos futuros. El pueblo tiene 2.200 habitantes y se proyecta la construcción de 6.500 viviendas y un campo de golf de 800.000 metros cuadrados.

"Cuando se dice que si se ha cometido un atropello o no, en cuanto a las calificaciones, la responsabilidad es de la Junta y no de los alcaldes. Nosotros actuamos conforme a lo que ellos nos dicen", explica con vehemencia. En un momento dado, Jesús Ernesto Cascajero, el alcalde, entra en el despacho y se une a la conversación. "Los municipios no tenemos más ayudas ni recursos. Sólo nos queda esto".

El crecimiento desmedido no acompañado de dotaciones rompe los tradicionales servicios. Por ejemplo, en el Pozo de Guadalajara, los vecinos han de acudir a un lugar común para recoger el correo, ya que el cartero que da servicio a la localidad y a la vecina de Pioz no da abasto.

Yebes huele a pueblo, a humo, a leña quemada. Junto con la vecina Horche ha tenido la suerte o la desgracia de que se haya previsto una parada del AVE. El alcalde está visitando obras. En 2002, esta localidad apenas sobrepasaba los 200 habitantes.

En torno al pueblo, se desarrollan ocho PAU en los que se construirán 1.300 viviendas y en la zona del AVE, más conocida como Ciudad Valdeluz, entre 8.500 y 9.000. Es decir, que planifican un futuro con unas 40.000 personas. En total se recalificarán 3,8 millones de metros cuadrados, según informa José Antonio Hernández, concejal de Obras. "Sólo falta la depuradora".

La imagen es muy diferente de la que se ve desde la A-4, carretera de Andalucía, en el término de Seseña, en una zona conocida como El Quiñón. Moles de ladrillos jalonadas por grúas en mitad del campo. Situado en el denominado Corredor de La Sagra, Seseña junto con otros pueblos como Illescas, Yeles, Borox, Esquivias, Añover del Tajo, Valmojado, Yuncos, Yuncler... son el otro gran polo al que acude la población de las localidades limítrofes con Madrid.

Seseña está dividida entre la parte nueva y la vieja. Si se anda un poco despistado, lo más fácil es perderse en busca del centro urbano. Una sucesión de promociones de vivienda flanquea el municipio como una empalizada o una armadura. Manuel Fuentes Revuelta (IU) es su alcalde. En su despacho, un monitor de seguridad le trae la imagen de las cámaras situadas estratégicamente en el interior del Consistorio. Tiene un aire de desconfianza en la cara. Y no es de extrañar, ya que ha denunciado en prensa que ha sido amenazado. Fuentes gobierna con apoyos puntuales del PSOE, que, según dice, le han dado su voto para sacar los presupuestos a cambio de dar licencias para El Quiñón. "Mira, éstas son las nuevas demandas que nos ha puesto Francisco Hernando Contreras, El Pocero [dueño de la empresa Onde 2000, encargado de ese polémico desarrollo]".

En 1996, la localidad tenía casi 3.600 habitantes, ahora hay más de 16.000, de los que 12.500 están empadronados. En un horizonte de 10 años, los desarrollos que se están preparando dispararán el número de viviendas del pueblo de 5.096 a 32.000. Traducido en personas, en torno a las 100.000.

Demoler manzanas

En poco tiempo estos pueblos quedarán enterrados en la memoria. Unos porque se han revestido de un armazón de ladrillo adosado que ha desplazado el centro del municipio, otros, como es el caso de Ocaña, porque ha optado por ese modelo y por la demolición de manzanas de casas antiguas.

Bien distinto es lo que ocurre al norte y al oeste de la región, en las vecinas provincias castellanoleonesas de Ávila y Segovia. La distancia con los grandes núcleos de población y el tradicional carácter de segunda residencia de los pueblos vecinos de Madrid han hecho que su crecimiento sea radicalmente diferente al de las provincias manchegas. El anuncio de Esperanza Aguirre de duplicar la M-501, Carretera de los Pantanos, ha cambiado en parte los planes de los municipios abulenses que tienen claro que han de preservar el entorno de la sierra de Gredos, ya que es su principal reclamo. Pero todo dependerá de los precios. Es difícil resistirse a la tentación...

Frente a la tranquilidad de los pueblos, Segovia proyecta una gran expansión por la llegada del AVE en dirección a Valladolid. Madrid estará a tiro de seis canciones de un CD de música, a unos 20 minutos. La localidad tiene una población que roza los 56.000 habitantes, y según la aprobación provisional del PGOU prevista para febrero, se proyectan construir casi 24.000 viviendas, según asegura el alcalde, Pedro Arahuetes (PSOE). Es decir, que Segovia dejará de ser lo que es para convertirse en poco más de 10 años, según las estimaciones del concejal de Urbanismo, Juan José Conde, en una ciudad de cerca de 150.000 habitantes. El entorno manda y las personas se adaptan. Madrid tendrá que hacer lo mismo.

Chiloeches, donde se proyectan 6.500 viviendas.
Chiloeches, donde se proyectan 6.500 viviendas.J. G. T.

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