Detenido el presunto autor del apuñalamiento al vigilante de la pista de hielo de Alcalá

Un madrileño identificado como Francisco Javier A. del V., nacido en 1988, fue detenido ayer como presunto autor material de las puñaladas que acabaron el lunes con la vida de un vigilante de la pista de hielo de Alcalá de Henares,Iona Grancea, según informó un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

El detenido, que carece de antecedentes penales, fue arrestado en los alrededores de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Alcalá. Al parecer, trataba de interceptar a los testigos que durante el día de ayer acudieron a las dependencias policiales para declarar como testigos en relación a este caso con el fin de entrevistarse con ellos para amedrentarlos y disuadirlos para que no le inculparan. El arresto fue posible gracias a la descripción facilitada por testigos presenciales, que identificaron al autor del apuñalamiento como Francis. El arma utilizada para acabar con la vida del vigilante Iona Grancea, de 29 años y nacionalidad rumana, no ha podido ser localizada. Según declaró ante la policía el propio detenido, se deshizo de la misma instantes después de ocurrir los hechos.

La viuda de Iona Grancea denunció ayer que un policía local vio la agresión desde la puerta del Ayuntamiento pero no intervino para impedirlo a pesar de sus gritos de socorro. Bianca Grancea, con la que se entrevistó el alcalde de Alcalá de Henares, Bartolomé González, relató que cuando se produjo la agresión, en el interior de la carpa donde se ubica la taquilla y se guardan los patines, gritó "muy fuerte pidiendo socorro". "Mientras que se peleaban y lo pegaban no vino nadie en ayuda, aunque había un policía enfrente de nosotros que miraba y no se acercaba".

El alcalde, por su parte, sólo aclaró que en la puerta del Ayuntamiento se encontraba un policía local que "se puso en contacto con sus compañeros, pero eso también forma parte de la investigación". Bartolomé González anunció anoche el cierre definitivo de la pista de hielo. Grancea cuidaba de las instalaciones , en plena plaza de Cervantes, cuando un grupo de jóvenes "llegaron con algo en las manos para matarlo", dijo su mujer.