Gravesen vuelve a morder
El ex madridista deja de hablar con la prensa británica por sus críticas y alusionesa su supuesta novia, actriz porno, y se convierte en líder y goleador del Celtic escocés
Fabio Capello, técnico del Madrid, ha conocido todo tipo de jugadores en su extensa carrera como entrenador. Levantiscos, como Mijatovic y Suker, que protestaban cada vez que les mandaba a la ducha antes de que acabara un partido. Impecables, como Maldini, al que definió como "el mejor defensa". Y de inteligencia bajo sospecha, como el romanista Totti, un futbolista que desayuna todas las mañanas acompañado por cartones de leche donde, chiste mediante, se alude a su limitada capacidad intelectual. Nunca se topó Capello, sin embargo, con un futbolista tan "peculiar", en sus propias palabras, como el danés Gravesen. "Hay que hacer siempre todo como él quiere", zanjó el técnico, sorprendido, nada más llegar al Madrid. Y puso a Gravesen a la venta. Y el danés se marchó a Escocia. Y allí, convertido en el centro de atención, como a él le gusta, ya ha hecho lo más grande que se puede hacer vistiendo la camiseta del Celtic de Glasgow: marcarle dos goles al Rangers y cerrar así la herida abierta por una temporada marcada por las lesiones y los problemas de la grada con Kira Eggers, su supuesta novia y actriz porno de gran éxito.
Gravesen, que pasa por tipo cercano y amistoso, lleva desde agosto escuchando cosas que preferiría no oír. Como tiene 30 años y su club le paga 45.000 libras a la semana -más de 67.000 euros-, el danés abandonó el fútbol de selecciones. Y dejó de jugar con Dinamarca. La reacción de sus compañeros fue inmediata: "Eres un cobarde y no sabes ni robar balones", le espetó Allbäck, punta del Copenhague y ex compañero de selección, en un partido de Champions. Fue el peor encuentro de Gravesen con el Celtic, con el que ha marcado seis goles en 16 partidos de Liga. Claro, la grada dedicó la tarde entera a recordar con cantos "lascivos", en definición del presidente del club danés, las curvas de la novia del centrocampista.
Desde ese día, las apariciones de Gravesen ante la prensa son escasas. Al día siguiente se negó a hablar sobre el partido. "No comment", avisó. Tenía sus razones. Dos errores suyos habían permitido dos goles del Manchester United en un partido de Champions(3-2). Y la prensa se lanzó sobre él: "Tengo que levantar la mano y admitir que fui yo quien cometió los errores", dijo. "En el vestuario no he dicho nada. No es bonito dejar a tus compañeros en la estacada".
"No creo que le molestaran los gritos", dijo
Stratchan, su ténico y valedor en el Celtic, que comanda la Liga escocesa con una diferencia enorme sobre el segundo, el Aberdeen -15 puntos-. "Él mismo es muy ruidoso. Sé que es muy bueno para nosotros que deje la selección".
A Gravesen, no es casualidad, le llaman Perro loco. Llegó a Escocia, explicó su fichaje por el Celtic diciendo que le encantaban sus "tradiciones" y "la atmósfera que le rodeaba" porque había visto varios partidos en el estadio Celtic Park y luego analizó su paso por el Madrid. Inmediatamente, desmintiendo en la práctica que su vocación inicial había sido la de bombero, Gravesen agitó el fuego de su relación con Capello: "Es egoísta y arrogante", dijo antes de definir al Madrid por oposición: "Por supuesto, necesitas jugadores de calidad en tu equipo, pero, al final, el equipo es lo más importante. Necesitas un grupo en el que al mirar por encima del hombro encuentres a un amigo. No que mires y pienses 'bueno, mejor no le paso la pelota a éste porque entonces va a ser más popular que yo'. No quiero que eso pase en el Celtic. Durante mi paso por el Madrid hubo tres presidentes y tres entrenadores. Cada uno intentó añadir sus piezas al puzzle. Es muy difícil predecir el futuro en ese club".
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