"Plasmar tu propia imagen es hacer una obra autobiográfica"
El artista Eduardo Sourrouille (Basauri, 1970) refleja su propia imagen en sus fotografías, cuidando los detalles del vestuario y la escenografía. En las últimas series que ha realizado se ha retratado junto a sus amigos y con animales. Sourrouille vive ahora el ajetreo de haber inaugurado en el plazo de una semana sendas exposiciones en galerías de Ginebra y Santander, y de tener a punto las obras que presentará el próximo mes de febrero en la feria Arco y en Espacio Marzana, en Bilbao.
Pregunta. ¿Qué le llevo a utilizar la fotografía?
Respuesta. Fue un poco casual. Cuando empecé era el medio que me resultaba más fácil, al que podía recurrir de una manera más natural. Dibujar fue para mí una asignatura difícil; la fotografía, en cambio, me servía para canalizar mis ideas cuando estaba estudiando Bellas Artes. Me metí en la especialidad de Audiovisuales, aunque me gustaba también la escultura, y acabé haciendo fotos.
"Tomo de los animales las actitudes que veo en los humanos. Son como un espejo de las personas"
"El artista es la carne del negocio del arte, pero no maneja nada. Es el último panoli. Está todo en manos de críticos, conservadores y galerías"
P. ¿Qué le da la fotografía?
R. Es peligrosa. Las imágenes pueden utilizarse en cualquier sitio y está muy presente en nuestras vidas, pero es el único medio con el que me siento cómodo de una manera natural. Es un medio artístico más, como son el dibujo, la pintura o el vídeo. Luego intervienen las modas. Ahora están de moda el dibujo y los grandes murales.
P. ¿Quién es responsable de que surjan esas modas?
R. Los artistas, no, desde luego. El mercado marca mucho, los conservadores, los galeristas, los críticos,... El principiante, o quien quiere estar en el asunto, sabe que algo de "eso que está de moda" tiene que hacer. Se ve mucho y se extiende, pero claro, donde esté tu yo que se quiten las modas.
P. Hablando de su yo, usted siempre se retrata en sus obras. ¿Por qué tiene esa obsesión con su propia imagen?
R. Sí, lo hago desde que empecé en la universidad. Era la referencia más cercana que tenía.
P. ¿Por falta de medios?
R. También. Tú eres el referente, el límite de tus ideas. Plasmar tu imagen es hacer una obra autobiográfica, es una referencia de ti mismo. Si quieres utilizar el cuerpo como una herramienta de tu trabajo, qué mejor que tu propio cuerpo.
P. ¿Es narcisismo creativo?
R. Quedaría mejor decir que no, pero sí que lo hay.
P. ¿Le gusta verse en sus fotografías?
R. Una vez que el trabajo está hecho, te distancias de la obra. Debes hacerlo porque ya no la puedes controlar, pero intento que me guste. La belleza es importante en mi vida y en mi trabajo.
P. Siempre trabaja en series.
R. Sí, pero conectadas entre sí. No son series cerradas, aunque a la hora de exponer las ordenas y las clasificas. Lo que estoy haciendo ahora, por ejemplo, es una serie muy abierta en la que me retrato con amigos. Ahí están las relaciones humanas, la amistad, los sentimientos que me unen con las personas a las que invitó a mi estudio.
P. ¿Y la serie con animales?
R. Se trata de domesticar el lado animal de lo humano. Tomo de los animales las actitudes que veo en los humanos. Son como un espejo de las personas.
P. Ha probado el vídeo.
R. Sí. He hecho cuatro vídeos, pero son como una prolongación de la fotografía. Están realizados con cámara fija. He utilizado el vídeo, porque me costaba plasmar lo que yo buscaba con una fotografía. El medio que utilizo, la fotografía o el vídeo es una herramienta que depende de las necesidades.
P. Estos días muestra su obra en dos exposiciones simultáneas, en galerías de Ginebra y en Santander.
R. Me interesaba mucho ver cómo funcionaba una exposición fuera de España. Me ha gustado mucho la galerista, el trato humano, honesto, muy cercano. La galería de Santander también es interesante. Hacerlo a la vez, me provoca un poco de estrés, pero viene muy bien; desencadena nuevas cosas. Cuando estoy más ocupado con papeleo, viajes e inauguraciones, cuanto menos tiempo tengo, más pienso en hacer algo nuevo. Una cosa es el arte, que yo adoro, y otra muy distinta, el mundo del arte, el negocio del arte. Hay que aprender a moverse en ese mundo, a tratar a la gente, a sonreír y a mover la colita. El artista es el motor, la carne del negocio del arte, pero no maneja nada. Es el último panoli. Está todo en manos de críticos, conservadores y galerías, que manejan el negocio. Tienes que meterte en un mundo que no es el tuyo, para luchar, y muy pocos artistas tienen poder suficiente para controlarlo.
P. ¿Cómo ve el panorama artistico?
R. Coincide que en el mundo artístico que me rodea, muchos artistas son mis amigos. Yo les veo muy bien.
P. ¿Y cómo ve su propia evolución?
R. Es difícil verse a uno mismo. Estoy en mi mejor momento, yo creo, más claro a pesar de mis contradicciones.
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