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Miguel Sebastián para sordos

Daniel Verdú

El candidato socialista a la alcaldía, Miguel Sebastián, quiso escuchar ayer a los sordos. Porque en su programa cuentan. Y qué mejor sitio que el recién inaugurado Café de los Signos, un bar pensado para los discapacitados auditivos, donde clientes y empleados se comunican por lenguaje de signos. El candidato supo de su existencia en un reportaje televisivo y, dicho y hecho, citó allí a la directora de la Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid, Rosa Marta, y al presidente de la Federación de Padres de Personas Sordas, Basilio Jiménez.

Tras aprender cómo se dice "feliz Navidad" y "feliz Año Nuevo" -con una serie de complejos movimientos que incluyen un gesto como de tocar la zambomba-, Sebastián se comprometió, en caso de ser elegido alcalde en mayo, a crear un Consejo Municipal de la Discapacidad y a hacer más accesibles todas las instalaciones y servicios municipales. Todo bajo la atenta mirada de Carmen Sánchez-Carazo, la concejal del PSOE de Discapacidad. "Somos el único grupo que tiene ese cargo", dijo ella de sí misma.

Por si fuera poco, Sebastián se comprometió también a aprender lenguaje de signos. Aunque, sin el cursillo venidero, demostró sobradas aptitudes: tocarse las cejas y hacer chocar las manos de lado significa "que se vaya Gallardón". Eso se lo enseñó él a los sordos. Para estrechar lazos, les habló también de un primo mayor suyo que, pese a ser sordo y haber tenido poliomielitis, "corrió durante el franquismo delante de los grises". Mientras, Óscar Iglesias, portavoz socialista, mostraba sus progresos con el "feliz Navidad" por signos.

Se puso serio Sebastián y propuso también hacer un índice de las empresas más comprometidas con la accesibilidad. "Eso aumenta su valor", dijo el candidato economista. La idea gustó, y quedó otra vez claro cuál es el gran fuerte de Sebastián. Que, por cierto, en lenguaje de signos y desde ayer, se dice tocándose la barbilla.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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