Fría acogida a Clemente
El técnico vasco regresó a San Mamés como seleccionador de Serbia, goleada por Euskadi
Seis meses después, Javier Clemente regresó al banquillo de San Mamés, pero en esta ocasión se sentó en el de visitante, como seleccionador de un equipo, Serbia, que dejó una muy frágil impresión en Bilbao. La selección vasca se deshizo con facilidad del combinado balcánico, al que ganó por 4-0, con goles de Yeste, de penalti, Urzaiz, Sarriegi y Uranga.
Clemente actuó como es habitual, presidiendo el área técnica de su equipo y obviando el equipo al que se medía. La acogida de San Mamés fue fría. En realidad, el público, que no llenó el estadio -acudieron cerca de 30.000 espectadores-, estaba más pendiente de lo que pasaba con Euskadi. Finalmente, la división entre ESAIT, la plataforma que reivindica la oficialidad de los combinados deportivos vascos y que negó su apoyo a este partido por la "falta de compromiso" de la Federación Vasca, y el propio ente federativo, no se plasmó en las gradas, que vivieron un ambiente festivo y pacífico. La víspera, Clemente se posicionó a favor de la Federación, cuando señaló que ESAIT "ha sacado las cosas del tiesto. Ellos promueven la oficialidad, pero con eso estamos todos". Una pancarta de las juventudes del PNV con el lema en euskera 'Porque somos una nación, listos para la oficialidad', presidió una de las tribunas. El lehendakari del Gobierno Vasco, Juan José Ibarretxe encabezó el palco de autoridades, y antes del encuentro, jugador y cuerpo técnico de Euskadi posaron con una pancarta que pedía también la oficialidad.
El partido fue flojo. Serbia se mostró como un equipo aseado, pero sin el empuje de su rival. Bien es cierto que Serbia carecía de los jugadores que actúan en Inglaterra y Alemania, pero en Euskadi también faltaban otros habituales, como Iván Campo o Xabi Alonso. En la convocatoria de Euskadi, destacó la presencia de Pantxi Sirieix, un centrocampista vascofrancés de la cantera del Auxerre y que actualmente juega en el Toulouse.
Durante el partido un aficionado se encadenó en una portería y la policía vasca consiguió cortar las cadenas
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