Dos estrellas más en el firmamento de la UE

La Unión Europea recibirá en enero a sus dos nuevos socios. Un proceso de adhesión que no ha estado exento de dificultades y que ha obligado a Bulgaria y Rumania a ajustar sus economías a los estándares europeos, reduciendo la inflación, ordenando sus cuentas públicas y mejorando sus condiciones para el inversor extranjero. Bruselas ha establecido estrictas cláusulas para este ingreso, que incluyen la suspensión de los fondos europeos si se sospecha de irregularidades o malas prácticas. Las dos ex repúblicas socialistas crecen a tasas superiores al 6%, aunque mantienen deficiencias en la gestión pública, siendo dos de los países más pobres del continente.

En el próximo trienio, Rumania y Bulgaria recibirán 13.000 millones en fondos europeos, un 75% de la ayuda inicialmente comprometida

El ingreso de Rumania y Bulgaria a la UE el 1 de enero cierra un periodo de seis años de intensas negociaciones, desacuerdos con Bruselas y fuertes ajustes económicos para alcanzar los niveles de gestión y de estabilidad financiera y comercial exigidos por la Comisión. Las dos ex repúblicas socialistas implementaron desde finales de la década pasada planes de racionalización del gasto, emprendieron procesos de privatización y mejoraron las condiciones fiscales para el inversor extranjero. Esto permitió que la UE ratificara su ingreso en septiembre, a pesar de la intención de la Comisión de postergarlo hasta 2008 debido a sus problemas en la gestión de fondos públicos, corrupción y escasos avances en materia judicial.

Con los deberes hechos

Con el ingreso, Bruselas ha reconocido los grandes avances económicos de dos países que en menos de una década han dejado atrás estructuras centralizadas de producción heredadas de su época comunista. Desde mitad de los años noventa han doblado su PIB, han reducido su inflación y han bajado drásticamente el paro. En el caso de Rumania, su PIB cayó un promedio del 0,6% entre 1990 y 1998, una cifra que se ha elevado hasta el 5% desde 2000. Bulgaria, por su parte, ha crecido un 1,5% de media en los últimos 15 años.

Las cifras actuales de crecimiento de los dos países también llaman al optimismo. Mientras Rumania ha crecido un 7,8% durante los primeros nueve meses del año, Bulgaria ha logrado elevar su PIB un 6,3% en este mismo periodo. Las cifras de Eurostat indican que la UE crecerá sólo un 2,7% durante este año. Gran parte de este crecimiento se debe al despegue del consumo interno, que en ambos casos supera el 10% de crecimiento anual y la consolidación de un sector industrial más competitivo. Respecto de la inflación, uno de los males endémicos de los países del Este, Rumania ha logrado reducirla de un 45,8% en 1999 a un 4,8% en octubre de este año, mientras que Bulgaria ha bajado del 60% que se registró durante la década pasada al 5,7% este curso.

Pero no es oro todo lo que reluce. A pesar de sus favorables indicadores, la Comisión Europea ha fijado restricciones a su ingreso. Además de pedir un mayor control de la corrupción, mejoras en el aparato de justicia y en el control sanitario de alimentos, Bruselas advierte de los problemas que tienen para administrar fondos comunitarios, cobrar impuestos o gestionar las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). Hasta ahora, los nuevos socios han gastado sólo un 50% de las ayudas de preadhesión por dificultades en su gestión y por problemas en el traspaso de estas ayudas a sus aparatos regionales de gestión.

La Comisión ha fijado mecanismos para interrumpir, suspender o incluso cancelar los pagos de fondos estructurales y ayudas agrícolas si se sospecha de irregularidades, fraudes o prácticas corruptas.

En el próximo trienio, Rumania y Bulgaria recibirán 13.000 millones de euros en concepto de fondos europeos, sólo el 75% de la ayuda inicialmente comprometida, a la espera de mejoras en su lucha contra la corrupción.

De estos fondos -4.600 millones serán destinados a Bulgaria y unos 9.000 millones a Rumania-, un 30% se destinará exclusivamente a política agraria. Precisamente otro de los grandes problemas que ha detectado Bruselas es la inseguridad de las inspecciones veterinarias en dos países con precios agrícolas muy bajos y con gran capacidad de exportación. En Rumania el sector agrario representa cerca del 8,9% del PIB, y en Bulgaria, algo menos del 3,5%, pero emplea a más del 7,5% de la población.

Con todo, la Comisión ha reconocido que las cuentas públicas de los dos países se hallan en una muy buena posición. En el caso rumano, gracias a un exitoso plan de racionalización del gasto público se ha logrado reducir el déficit de un 4,5% a comienzos de la década a un 2% en 2006. Para Bulgaria, esta transición ha sido más exitosa ya que ha logrado un superávit fiscal del 3,5% para este año, desde un déficit de 1% registrado en 2000. La media europea de déficit público es del 2,3% del PIB.

Cuentas fiscales

El tema de las cuentas fiscales es muy importante para la UE y para el Pacto de Estabilidad, que fija que el déficit fiscal no debe superar el 3% del PIB y que la deuda no puede superar un 60% del mismo. Estos criterios no sólo son requisitos para ingresar al euro, sino que además garantizan una economía ordenada y estable. En el caso rumano la deuda se mantiene en torno a un tercio del PIB desde hace casi una década, y en Bulgaria se ha reducido del 77% al 47% en seis años. Estos números no hacen temer a la UE eventuales desequilibrios que se han sufrido en otros miembros como Hungría, que después de la adhesión relajó el gasto y hoy tiene un déficit que ronda el 10%.

Los beneficios del ingreso de Rumania y Bulgaria a la UE tienen mucho que ver con su comercio exterior y con el flujo de inversiones. Si bien desde hace un lustro ambos países son destino y socios preferentes de los miembros de la UE, su ingreso dinamizará aún más sus envíos. En el caso rumano las importaciones procedentes de la UE 25 se incrementaron en un 18,7% en 2005 con respecto a 2004, suponiendo un 62,2% del total, mientras que en el caso de las exportaciones se incrementaron en un 9% en 2005 con respecto al año anterior, suponiendo un 67,6%. En cuanto a Bulgaria los intercambios también superan el 60% en ambos casos.

Según la UNCTAD, Bulgaria y Rumania fueron los países del Este que más inversión extranjera directa recibieron en 2005, un indicador especialmente impulsado por las inversiones de la Unión Europea y fuertes procesos privatizadores de ambos países. La inversión total llegada a Rumania fue de 6.300 millones de euros en 2005, duplicando las cifras registradas a comienzos de la década, mientras que en Bulgaria las previsiones para este año indican que las inversiones extranjeras crecerían entre un 14% y un 19% en 2007, desde los 2.500 millones en 2004 y después de crecer casi un 22% durante el curso pasado.