"Nos ha tocado la lotería"

Mauricio Macri se plantó en 20,5 y Ramón Calderón en 18,5. Hablaron de millones de euros. Hablaron de Fernando Gago y cualquiera de las dos cifras lo situaba como al traspaso más caro de la historia del fútbol argentino, al margen de Saviola, que ostenta el récord (35 millones de euros). Ni Macri ni Calderón asumieron nunca haber cedido un céntimo. Sin embargo, cinco días después Gago fue presentado en el Bernabéu como nuevo jugador del Madrid. Oficialmente, el precio de la operación tiene dos precios oficiales: el del Boca y el del Madrid. Pero lo esencial es el valor que percibe el Madrid como club consumidor. Calderón, su presidente, lo ilustró ayer en su discurso al comparar su octavo fichaje con el Gordo de Navidad: "Con Gago nos ha tocado la Lotería".

Gago es porteño y tiene 20 años. Sus rasgos de niño todavía no se habían borrado cuando apareció ayer con un balón en el césped del estadio para saludar a un grupo de hinchas. El pelo lacio castaño claro, suelto hacia atrás, la frente abombada y una mirada penetrante, le daban un aire familiar. El chico recordaba al último medio centro con vocación de conductor que fichó el Madrid. Fue en 1994 y se llamaba Fernando Redondo. Llegó con 25 años y costó el equivalente a 2,5 millones de euros.

La coincidencia no es casual. Gago dedicó parte de su etapa de formación a coleccionar vídeos de Redondo, sobre todo de la época en que jugaba en Tenerife. Por efecto de la imitación, su zancada y sus regates evocan a los del predecesor. Ayer le preguntaron si no temía la comparación recurrente. "No me presiona", respondió. "Somos totalmente distintos. Él era mi ídolo de chico y por eso ponerme esta camiseta ha sido mi gran ilusión".

Gago no es Redondo, pero los parecidos son inevitables. Primero porque provienen de la misma escuela, luego porque desde Redondo no hay antecedentes similares. Desde el fichaje de Redondo, el Madrid se ha prodigado en centrocampistas ofensivos y en medios de contención. Ninguno ha sido uno de esos medio centro que imprimen estilo al juego. Ninguno ha recordado al argentino. Gago tiene condiciones para tomar el relevo. Su intención es clara. Parte de un principio fundamental que dejó caer en su conferencia de prensa: "En Argentina he jugado de cinco solo en el medio, pero no tengo inconveniente en compartir el centro del campo".

La soledad en el medio centro, un reclamo que Redondo elevaba a la categoría de dogma, implica la participación constante, la disposición del balón en cantidades industriales, y la vocación de que todo se haga de acuerdo con el criterio personal del conductor. A Redondo el puesto le sentaba bien porque tenía carácter de caudillo. De no haber tenido una personalidad muy fuerte no habría podido soportar la presión de la hinchada en Chamartín, muy atenta a cuestionar su modo de ver el juego desde el principio. El reto de Gago será similar. Desde hace tres años el Madird ha estudiado el fichaje de jugadores como él, sin atreverse a dar el paso. Vieira, Xavi Alonso y Oubiña han sido los ejemplos más notables. Si sus fichajes no prosperaron fue porque el Madrid es más inhóspito que el Barça para este tipo de jugadores. En los últimos años el Madrid se ha inclinado por Gravesen, Makelele, Pablo García, Diarra y Emerson.

En el auge del doble pivote, con Capello dirigiendo las operaciones, el acoplamiento de Gago como único medio centro se antoja una quimera. Experiencia para afrontar el desafío no le sobra. Todavía no ha jugado con la selección argentina absoluta y con la Sub'20 siempre fue suplente. Al parecer, lo que le sobran son ganas de meterse en harina. Según Calderón, el chico ha renunciado a los dos millones de euros que le correspondían en concepto de traspaso.