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Reportaje:MÚSICA

Memoria crítica de Rachid Taha

Diwan es una palabra persa tomada por los turcos que significa asamblea, el lugar donde la gente habla. Nos ha dado las palabras diván y aduana". En el bar de un hotel junto a la Gran Vía madrileña, Rachid Taha desmiente cierta fama de arisco. "Hay un objetivo pedagógico en esta reunión de canciones. Porque el rai es tan sólo música del oeste de Argelia, el châabi tiene orígenes marroquíes y el maluf se parece a la música andaluza"·

Crónica de los años posteriores a la independencia de Argelia cuando muchos inmigrantes -como los padres de Rachid Taha- llegaron a Francia. "Las canciones egipcias están sacadas de películas musicales como Mi padre encaramado a un árbol, en la que se veía por primera vez un largo beso en la boca. Yo era un crío y me acuerdo que nos decíamos unos a otros 'venid a ver esto", se ríe. "La industria cinematográfica india estaba muy presente. Me hace gracia la efervescencia por Bollywood. Ahora me parecen películas malísimas. El otro día compré algunas en DVD y mientras las estaba viendo pensé '¿qué mierda es ésta?".

Rachid Taha encuentra las

canciones de Abdelhalim Hafez, Om Kalsoum o Dahmane El Harrachi fisgando entre viejos sencillos. "En Marsella un tipo vendía discos de 45 revoluciones por minuto que estaban llenándose de polvo. También compré cajas enteras en París y en Lyon. Busco en mercados y en las trastiendas de esos viejos cafés de inmigrantes argelinos de Belleville que hoy sus hijos han convertido en bares de moda".

"Cuando oigo a adolescentes jurar por su madre o sobre el Corán me doy cuenta de que no saben de qué están hablando. Mitifican el país de origen. Siento que mi papel como músico es transmitirles algún conocimiento. ¡Y no lo van a aprender en la escuela! Si les enseñaran todo eso verían que la sociedad es tolerante y que acepta la cultura de sus padres. Creo que el conocimiento permite ver con otros ojos a los demás".

Los excluidos en los suburbios de las ciudades francesas son los hijos de Douce France. Hace veinte años que Rachid Taha grabó con Carte de Séjour (permiso de residencia) la canción de Charles Trenet, conmocionando a la Francia más patriotera. ¿Algo ha cambiado? "No", responde contundente. "Se sigue apuntando con el dedo al inmigrante cuando se sabe que es fuente de economía. Ahí está el caso de España para demostrarlo: desde que llegaron, el país ha dado un salto hacia delante. Ya se avisó a los políticos que si hacían con los hijos de los inmigrantes lo mismo que con sus padres, o sea no hay trabajo, ni vivienda ni se permite el acceso a ciertos locales, iba a ser mucho peor. Nosotros aún teníamos esa especie de utopía del regreso, pero ellos no. Su país es Francia. Los políticos no se imaginan lo que nos espera".

Rachid Taha (Orán, 1958) creció escuchando a los Who y los Rolling Stones, pero también a Ferré o Aznavour. "Desde que sales del vientre de tu madre eres un exiliado", dice riendo. "Cultura mestiza me suena a anuncio. La cultura es mestiza. Utilizan palabras como integración o tolerancia que han perdido su sentido. Y la censura es omnipresente. En Occidente ha tomado otra cara, más perniciosa porque aparentemente no se ve. Vamos hacia una dictadura del espíritu. Guantánamo significa que los terroristas han ganado".

Le duele Argelia. "Hay mucho dinero por el petróleo y el gas, pero se asiste a un abismo social. Y el paro es aterrador. Lo primero que te dicen los jóvenes argelinos es que se quieren ir. Temo que vuelva a estallar la violencia. En Argel quedan muy pocas salas de cine. En Orán ninguna. La gente se acostumbró a quedarse en casa a ver la televisión, la parabólica y el DVD. No hay manifestaciones culturales. Es un país muerto. Muchos intelectuales se fueron. Occidente, que es muy cínico, está encantado de recibir toda esa materia gris. Médicos, escritores

... la inmigración escogida".

Brian Eno le echa flores. Al

igual que Robert Plant. "Me vuelven a veces optimista. Son personas que luchan por un ideal o una utopía y me dan ganas de continuar. Suerte que hay gente así". Con Eno -"volvió a subirse a un escenario conmigo"- cantó contra la guerra de Irak en Londres. Y con Mike Jones compartió Rock the Cashbah, de The Clash.

Inventó el término música couscous -"lo preparo como mi madre, que moja un poco la sémola y la pone dos veces al vapor"-: "Porque hay un poco de todo, rai, tecno, châabi, r&b, rock progresivo". Planea realizar un documental. "Sobre la música del exilio. Me di cuenta de que al dejar tu país te llevas la comida y la música. Quiero preguntar a la gente de la generación de mis padres cuál es la canción que les recuerda el día que dejaron su casa. Antes de que sea tarde. Es otro trabajo sobre la memoria".

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