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Primer Pleno de la legislatura

CDC enfría el deseo de Duran de que CiU entre en el Gobierno español

Los nacionalistas posponen un eventual pacto con el PSOE a las elecciones locales

Enric Company

Altos dirigentes de Convergència Democràtica, el primer partido de la federación de CiU, se mostraron ayer mucho más fríos y cautelosos que el líder del segundo partido, Josep Antoni Duran Lleida, acerca de la conveniencia de entrar en el Gobierno de España, en alianza con el PSOE. Fuentes próximas al presidente de CDC, Artur Mas, explicaron que éste se considera "traicionado" por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, tras los acuerdos de colaboración global que ambos habrían alcanzado en la negociación del Estatuto.

Dirigentes de Convergència afirmaron ayer que su partido comparte los puntos de vista de Duran sobre la participación de CiU en el Gobierno de España, pero expresaron que esta eventualidad se desbarató cuando los socialistas catalanes optaron por reeditar el tripartito en Cataluña tras las elecciones del 1-N.

Duran defendió el jueves, en un artículo publicado en EL PAIS, que CiU "ya no puede imponerse como reto de futuro simplemente ser decisiva en la política española" o dedicar sus esfuerzos a "influir en el Gobierno de España", sino que "debe, cuando sea posible, formar parte de él".

Esta posición política supone una importante inflexión en la posición tradicional de CiU, defendida durante más de dos décadas por el fundador de la coalición nacionalista, Jordi Pujol. El ex presidente de la Generalitat siempre defendió que un partido nacionalista catalán perdería fuerza y credibilidad si pasaba a ser parte del Gobierno de España. Y, en consecuencia, rechazó las ofertas que recibió para ello.

Las fuentes de Convergència señalaron ayer que la federación nacionalista estaba dispuesta a entrar en una fase nueva, entrando en el Gobierno de España presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, después de la aprobación del Estatuto. Pero para ello contaba con que el PSOE "respetaría" una condición que Mas se había impuesto a sí mismo y había intentado, en vano, que asumieran también los socialistas catalanes: Que tras las elecciones autonómicas del 1-N gobernara en Cataluña el partido que lograra más escaños.

Tal como hablan los dirigentes nacionalistas, se deduce que esta condición habría sido aceptada por Zapatero, en las conversaciones de las que salió el pacto sobre el Estatuto catalán. O, por lo menos, que eso habría creído el propio Artur Mas.

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Después de las elecciones

Es por esta razón que Mas ha afirmado en varias ocasiones que ha perdido la confianza en Zapatero e incluso ha dicho que se considera "traicionado". Sin embargo, las fuentes nacionalistas que ayer hablaron sobre esta cuestión dijeron también que el desengaño no ha llegado hasta el extremo de llevar a Mas a abandonar su posición favorable a entrar en el Gobierno de España. Ha quedado simplemente en "un interrogante", dijeron.

Tras la formación del tripartito de izquierdas en Cataluña y el consiguiente asentamiento de CiU en la oposición en el Parlament, todo eventual acuerdo de los nacionalistas con el PSOE queda remitido a la creación de nuevas condiciones políticas. Para ello será preciso esperar, especificaron las fuentes nacionalistas, a que pasen las próximas elecciones municipales, previstas para el mes de mayo. Y, según cuáles sean los resultados, es posible que haya que esperar también a que pasen las elecciones legislativas que en principio debieran ser en 2008 pero que podrían adelantarse quizá para otoño de 2007.

Duran afirmó el jueves en el citado artículo, refiriéndose a que la entrada de CiU en el Gobierno español será buena para Cataluña y para España: "No sé cuándo llegará, ni si llegará. Pero pienso trabajar para que llegue". Los portavoces de CDC indicaron ayer que no hay diferencias con el líder de Unió en este asunto pero que, si acaso, lo que puede ser objeto de debate es la elección del momento adecuado.

Los dirigentes de CiU afirman tener constancia de que por lo menos un sector del PSOE ha expresado a diputados nacionalistas en el Congreso el deseo de llegar a ser aliados.

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