Hamás reitera que boicoteará las elecciones palestinas
Un activista de Al Fatah murió tiroteado después de que las milicias rompieran la tregua
Pactaron el enésimo alto el fuego la madrugada del lunes. Horas después las milicias de Hamás y Al Fatah andaban a tiros en Gaza y resultaba muerto un activista de Al Fatah. La lucha por el poder es cruenta, y el compromiso se augura casi imposible tras la llamada a las urnas del presidente, Mahmud Abbas, apoyada con vigor por el primer ministro británico, Tony Blair, de visita en Ramala, en la misma medida que rechazada por el líder islamista, Jaled Meshal, que reiteró que su partido las boicoteará.
El llamamiento a las urnas y el apoyo de la comunidad internacional a la iniciativa -también se sumó el rey Abdalá de Jordania- es el último intento por derrocar al Gobierno fundamentalista elegido en las elecciones de enero. Pero Hamás se resiste como gato panza arriba.
Un relato ya cotidiano: los tiroteos junto a la sede del Parlamento palestino, en el Ministerio de Exteriores, en el barrio de la ciudad de Gaza en el que se ubican la residencia oficial de Abbas y su oficina, y en el campo de refugiados de Yabalia, donde resultó muerto un supuesto activista de Al Fatah, se repitieron ayer. Horas antes, los beligerantes habían firmado un acuerdo para detener los enfrentamientos, retirar a sus hombres armados de las calles, desconvocar manifestaciones, evitar toda incitación a la violencia en los medios de comunicación y liberar a los secuestrados de uno y otro bando, aunque anoche era raptado el ex ministro Sufian Abu Saida, dirigente de Al Fatah, el partido presidencial.
En cualquier caso, los choques armados parecen responder más a la intención de enviar mensajes a líderes políticos concretos que al deseo de provocar muertes. Pese a la intensidad de los combates, tres personas fallecieron el domingo, una de ellas una estudiante de 19 años por un balazo perdido. Y muy relevante es que el objetivo de los ataques de los milicianos de Hamás fueran la oficina presidencial y los alrededores de una de las viviendas de Mohamed Dahlan, el odiado hombre fuerte de Al Fatah en Gaza. También es reseñable que portavoces de este partido amenazaran de muerte al primer ministro, Ismail Haniya, y a los titulares de Exteriores y de Interior, Mahmud Zahar y Said Siam. El panorama es sombrío, porque ambas milicias hacen esfuerzos ímprobos por rearmarse, y la policía creada por Hamás tras su llegada al poder ha recibido la orden de actuar sin miramientos.
Además, sus estrategias para encarar al adversario común, Israel, están en los antípodas. Al Fatah aboga por unas negociaciones que nunca han dado resultado, mientras Hamás opta por la estrategia armada.
La amenaza de convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas que lanzó el sábado Abbas, tildada de golpe de Estado por los islamistas, recibió ayer el espaldarazo de Tony Blair, de visita en Ramala y Jerusalén. El jefe del Gobierno británico, que también se reunió con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, alabó la apuesta del presidente palestino y añadió que la comunidad internacional debe apoyar a los líderes moderados que comparten la visión de los dos Estados como solución para el conflicto israelo-palestino. "Creo que las próximas semanas serán críticas", añadió Blair.
Seguramente lo serán, pero muy probablemente no en el sentido que contempla el dirigente británico. Jaled Meshal, tal vez el más importante de los jefes de Hamás, aseguró que la convocatoria de los comicios es ilegal y que su organización las boicoteará "por todos los medios pacíficos" a su alcance.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.