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Reportaje:

Saltos, caballos y ciertas dosis de 'glamour'

Financieros y famosos se mezclan con los vecinos de Arteixo en el concurso hípico que organiza el propietario de Inditex

Paisaje habitual de un concurso hípico de saltos. Bajo una airosa y elegante cubierta de madera, antes de una prueba, en la pista de arena, los jinetes en procesión miden con sus pasos las distancias a los obstáculos que luego recorrerán a caballo. Los animales piafan impacientes en las cuadras, o eso se supone, porque está prohibido federativamente acceder a ellas. El público sigue las evoluciones de la pista y consulta los monitores de televisión o los programas de mano. Entre el medio centenar de jinetes apuntados o sus acompañantes están algunas de las mayores fortunas del mundo. El valor de muchos de los 160 caballos que piafan o no supera el de un piso. Sin embargo, el público que asiste a la XIII edición del CSI La Coruña (que así se denomina el Concurso de Saltos Internacional del Centro Hípico Casas Novas de Larín, Arteixo) no corresponde exactamente al estereotipo. En las casi 2.000 personas que se desplazan cada jornada de este fin de semana a las instalaciones hípicas propiedad de Amancio Ortega, presidente de Inditex, más bien hay de todo.

Asisten 2.000 personas y la organización libera el peaje de la autopista para evitar atascos
La familia Ortega asistió al completo y entre los jinetes hay un Rotschild

"La hípica está en alza en Galicia, y entre los dos CSI de Casas Novas, el Concurso Internacional de Vigo y otros eventos, se está consolidando mucha afición", asegura Álvaro Arrieta, director del concurso. Además, en lo que debe ser un caso único en los certámenes de élite, la entrada al CSI coruñés es libre, mediante invitaciones que se reparten en medios hípicos o en las emisoras de radio. En la edición de verano, que se celebra al aire libre con una capacidad de 5.000 asistentes, el ambiente es decididamente más popular. La organización incluso liberaliza el último tramo del peaje (60 céntimos) de la autopista que conduce a Larín para evitar atascos.

En esta edición invernal, lo que más se acerca al prototipo de público esperado son las unidades familiares, con padres vestidos estilo campero e hijos en un espectro que va de lo modosamente pijo a lo grunge. Otros, como Luis Parada y su mujer, Teresa, reconocen que vienen "por el niño", Diego, que tiene tres años y está como soldado a la barandilla, absorto con el espectáculo. Al lado, un espectador de edad con imagen mundana. Se llama Alfonso Meléndrez y es coruñés residente en Marbella. "Allí suelo ir a ver polo a Sotogrande. Aquí vine a conocer las instalaciones". ¿Y? "Están bien".

El que sí parece haber venido por afición deportiva es un adolescente con medias de montar. Efectivamente, monta. Desde los nueve años (tiene quince). Su jinete favorito es Ludo Philippaerts ("Philippaerts, todo junto"). También tiene caballo. De hecho tiene una cuadra de ocho con su hermano pequeño, "que también monta". Su preferido se llama Kenzo y un par de apellidos, y él resulta ser Manuel Añón, campeón de España cadete. A caballo, nunca mejor dicho, entre la afición al deporte y al ambiente hípico está Augusto Loroño, un doctor que se encamina con su mujer y sus dos hijos a una de las mesas donde se puede cenar a pie de pista. "Claro que la competición se puede ver por televisión [diez canales cubren de distintas formas el CSI], pero aquí se palpa el mundillo y se ve gente", sonríe.

Las mesas son 360, en tres recintos. Hay dos zonas VIP, una más bien reservada para jinetes y acompañantes. La noche inaugural cenaban allí Athina Onassis (nieta del naviero Aristóteles Onassis, esposa y patrocinadora del caballista y participante Álvaro de Miranda) y Edouard de Rothschild, jinete y Rothschild. Casos como el del holandés Piet Raijmakers, campeón y granjero a la vez, no parecen habituales. La segunda zona, enfrente, es para aficionados, empresas y quienes quieran y puedan gastar al menos 1.200 euros por una mesa de cuatro personas. A la tercera, detrás de la grada del público, se la conoce coloquialmente como very-very-vip. El pasado viernes, además de los anfitriones, la familia Ortega, estaban el presidente de Azkar, Luis Fernández Somoza; y el de Banco Pastor, José María Arias. Ayer se vio a la familia Ortega al completo y a José Luis Méndez, de Caixa Galicia. Pero el nivel es bastante humano. El menú, al menos en la segunda zona, eran entremeses variados, pulpo á feira y ternera de Betanzos. Y en la tercera, cualquier espectador que se ponga de pie en la última fila y se dé la vuelta, estará cara a cara con los very-very-vip.

De todas formas, se supone que todos están pendientes del desarrollo de las pruebas, o analizando los resultados. Marta Ortega Pérez, a quien se le atribuye la razón de existir de Casas Novas, ha quedado undécima en la primera prueba, el Trofeo Móstoles Industrial, con Loughtown Atlanta y le corresponde un premio de 100 euros. O quizás algo más, porque en décimo lugar quedó un caballo suyo, Madame Pompadour M, montado por Michel Robert, su profesor. Otro conocido, Cayetano Martínez de Irujo, que en la primera prueba había sido apercibido para que abandonase la pista, ha hecho un par de derribos y hace recular a su caballo, arrasando un cantero de flores. "Es un castigo en público, no demasiado elegante y menos si se rompen cosas", explica un espectador, Manuel Núñez, que también se dedica a los caballos, pero en la modalidad de doma.

"Quizá sea la presión de la prensa de sociedad, que lo tiene siempre en el punto de mira", justifica la jefa de prensa, Candela Milán, que reconoce que, de todas formas, a pesar de que a Casas Novas acude quien acude, la presión no es mucha. Athina recorre una y otra vez la grada, mezclándose con los vecinos de Arteixo, que a lo que vienen es a ver caballos.

Por cierto, los caballos tienen nombres de regusto clásico como Matador V, Conan o Goldstar 26, pero también otros que parecen motes como Chupa Chups 2 o Peu a peu 4. Con todo, la tendencia es que su nombre sea tan o más largo que el del que lo monta, caso de Procasa Julia des Brumes, Irish Independent Echo Beach o los Van Schijndel's Now or Never y Van Schijndel Optical

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