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Anecoop pierde pedidos por mantener los costes mínimos de los cítricos

La gran cooperativa constata los problemas que entraña el acuerdo con los comerciantes

Anecoop, la cooperativa de segundo grado que agrupa a un centenar de cooperativas en toda España, setenta de la Comunidad Valenciana, ha perdido pedidos de compra de cítricos al mantener el acuerdo de caballeros suscrito hace apenas seis días, sólo tres de ellos hábiles, que establece que el coste mínimo de las mandarinas es de 55 pesetas kilo a la puerta del almacén y el coste de las naranjas es de 40 céntimos por kilo. Anecoop movió 300.000 toneladas de cítricos a lo largo de la temporada 2004-2005, en torno al 5% del total de la producción española.

Dos ejecutivos de Anecoop confirmaron ayer que mantener el acuerdo de caballeros alcanzado entre cooperativas y comerciantes citrícolas bajo los auspicios de Juan Cotino, consejero de Agricultura, el pasado 6 de diciembre acarrea costes. Los directivos de la gran cooperativa evitaron ofrecer estimaciones debido al escaso plazo de tiempo de supuesta vigencia del acuerdo en cuestión, pero no dudaron en subrayar que Aneecoop ha perdido pedidos por intentar ser consecuente con el análisis conjunto de cooperativas y comerciantes en torno a los costes mínimos de los cítricos.

Las mismas fuentes apuntaron que las estimaciones de Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), en torno a la repercusión de los costes mínimos para el agricultor son correctas. Si las clementinas se pagaran a 55 céntimos el kilo a la puerta del almacén, los agricultores recibirían 15 céntimos y los restantes 40 se consumirían en costes de recogida de los frutos, transporte al almacén, lavado, encerado, conservación en cámaras o embalaje. Para las naranjas, sobre un total de 40 céntimos, los agricultores recibirían apenas 10.

En ambos casos, los ingresos estimados para los agricultores son inferiores a los precios mínimos exigidos por AVA, Unió-COAG y UPA para intentar salvar la producción propia y garantizar un beneficio mínimo a los productores.

La solución era "insuficiente", según confirmaron el lunes todos los representantes de los productores, pero su aplicación real resulta más que problemática. Si la cooperativa de segundo grado que comercializa un volumen de cítricos que representa en torno al 5% de la producción española en su conjunto pierde pedidos al intentar respetar el pacto de costes mínimos el corolario es automático: los comerciantes pueden permitirse el lujo de renunciar a negociar con Anecoop porque otros incumplen el acuerdo.

Los propios comerciantes dejaron caer el pasado 6 de diciembre el calibre de la competencia en su segmento, uno de los eslabones más sólidos en la cadena del comercio de cítricos.

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Caballeros y notarios

El pasado 12 de julio, minutos antes de la gala de la Noche de la Agricultura Valenciana, Francisco Camps, presidente de la Generalitat, se reunió con representantes de productores, cooperativas y comerciantes de cítricos para anunciar la aportación de 23 millones de euros por parte de la Generalitat que pagarían la retirada de frutos de escaso calibre a lo largo de la presente campaña citrícola con el objetivo de mantener unos precios razonables en torno a 2,4 euros la arroba en el campo - un precio similar a los 20 céntimos por kilo de naranja que reclaman los productores en la actualidad-.

Cuando representantes de las asociaciones de productores se ofrecieron como notarios del efectivo respeto del pacto de caballeros que instaba en ese momento el presidente de la Generalitat, el propio Camps asumió esa responsabilidad como notario mayor de la Comunidad Valenciana, según algunos de los asistentes a aquella reunión.

El primer pacto de caballeros nunca se cumplió y su rescate fue lo primero que invocó Juan Cotino el pasado 6 de diciembre cuando congregó a cooperativas y comerciantes en las instalaciones del IVIA. La reedición del acuerdo entraña el mismo problema. Fallan los caballeros. Y el notario.

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