"Los políticos deciden a veces sin atender a los científicos"
El ingeniero químico Rogelio Pozo (León, 1959) asumió hace año y medio la dirección de la Fundación Azti-Tecnalia, que cumple 25 años dedicada a la investigación marina y alimentaria. El centro tecnológico, que tiene a las administraciones central y vasca y a empresas del sector como principales clientes, ha generado en este tiempo 146 millones de euros y 15 patentes, ha aportado 105 millones al PIB vasco, ha propiciado la creación de nuevas firmas y ha tratado de contribuir a mejorar la competitividad de las que existen con su aportación de conocimiento.
Pregunta. ¿Este resumen de cifras en qué se concreta?
Respuesta. Las aportaciones han sido muchas, pero me ceñiré a algunas que han tenido trascendencia en los últimos años. Azti desarrolló los modelos de predicción del comportamiento de hidrocarburos en el mar que ayudaron a la flota a localizar y recoger el chapapote antes de que llegara a tierra durante la crisis del Prestige. Se capturaron 25.000 toneladas y sólo llegaron 3.000 a tierra, un ratio jamás conseguido en el mundo en la lucha contra la contaminación. También hemos transferido al sector pesquero tecnologías que han mejorado su competitividad, como un equipo que permite que una persona pueda subir a bordo la red que antes tenían que manejar doce pescadores con mucho esfuerzo y riesgo de lesiones. Y por terminar con esta área, nuestros estudios sobre recursos pesqueros y en especial de la anchoa están siendo de referencia para establecer la gestión.
"La independencia de nuestros estudios es total, si no, Azti no tendría sentido"
"Hay pocas cadenas alimentarias tan seguras como la europea"
P. ¿Qué responsabilidad tienen los pescadores en esta crisis?
R. La crisis está motivada por un fallo en el reclutamiento. La anchoa no sólo muere por pesca, sino también porque se la comen otros y por vieja. En los últimos años hemos visto que la biomasa ha entrado en nivel de riesgo y hemos empezado a alertar a toda la cadena. En este momento, si alguien está concienciado de que no hay que pescar es el sector, porque quiere la sostenibilidad del recurso. ¿Han tenido responsabilidad? Evidentemente, todo lo que se saca no se reproduce. En todo caso, nuestra flota está utilizando el cerco, un arte muy selectiva. El impacto de los pelágicos franceses ha sido mayor.
P. No es la única especie en peligro. ¿Los políticos son irresponsables al fijar las cuotas de capturas (TAC)?
R. El científico cuenta cómo es el mundo, sea bueno o malo. Y al político le toca decidir cómo tiene que ser. No les voy a justificar, pero es cierto que a veces han tenido que tomar decisiones sin el suficiente conocimiento, porque lo estudios son complejos y llevan su tiempo. Ahora, también es verdad que otras veces, han decidido de acuerdo con la realidad social y económica más que a la científica.
P. ¿Qué grado de independencia tiene Azti, siendo el Gobierno vasco patrono y cliente?
R. La independencia de nuestros estudios es total, si no Azti no tendría sentido.
P. ¿Los 25 años son un punto y seguido en su actividad?
R. Somos fieles a nuestros orígenes. Queremos ser un centro de referencia internacional especializado en alimentos y pesca, lo que exige que establezcamos alianzas con otros, porque necesitamos conocimientos de electrónica, de nanotecnología u otros de los que carecemos Nuestro fin no es crecer por crecer, sino ser eficientes, rentables y reconocidos.
P. De los proyectos que tienen en marcha, ¿cuáles tendrán mayor repercusión social?
R. En el área pesquera trabajamos en dos grandes líneas. Hoy la gestión de los recursos se está haciendo mirando sólo a una especie y nosotros apostamos por una ecosistémica que acabará por imponerse. La otra línea tiene que ver con la mejora tecnológica del sector. Estamos desarrollando, por ejemplo, mapas probabilísticos para localizar el pescado y ahorrar así tiempo, dinero y esfuerzo a los pescadores.
P. ¿Y la famosa planta de alevines en Pasajes?
R. Llevamos año y pico esperando permisos del Ayuntamiento. Si no es allí, la haremos en otro sitio. Estamos buscando alternativas. Queremos estar produciendo alevines para 2008.
P. Esto enlaza con el área. ¿En qué trabajan?
R. Los hábitos de la sociedad están cambiando, se come menos en casa, queremos cuidarnos... Están generándose nuevas necesidades a las que tratamos de responder con el desarrollo de alimentos para la salud, para el ocio, alimentos cómodos, en colaboración con grandes cocineros. En este momento ya hay en el mercado productos funcionales, a los que se les ha quitado la grasa o añadido componentes.
P. Ustedes están detrás del famoso sucedáneo de anchoa
R. Sí. Ya hay doce empresas con interés en explotarlo, este mes cerraremos el acuerdo con alguna y el producto podría estar en el mercado antes de un año.
P. ¿Es seguro lo que comemos?
R. Hay pocas cadenas alimentarias tan seguras como la europea, aunque cada vez nos lleguen alimentos de más partes del mundo. Hace 20 años, cuando surgió la colza, había muy pocos controles por parte de las industrias y las administraciones. Hoy es casi imposible encontrar en el mercado un producto que no haya pasado un control. Y cuanto más miras, más puedes encontrar. ¿Puede haber incidentes? Sí, porque a una empresa se le puede estropear el autoclave y saca el producto en malas condiciones sin enterarse. Pero hay unas cadenas que permiten localizar inmediatamente la partida y retirarla.
P. ¿Hay un exceso de alarma a cuenta de los aditivos, los colorantes o el empleo de pesticidas?
R. Hemos pasado en unas décadas de una falta de alimentos a una sobreproducción y eso ha sido a consecuencia del desarrollo de antibióticos, pesticidas etc. Muchos de esos productos utilizados de forma inadecuada sí entrañan un riesgo, pero hoy hay muchos controles y nos podemos sentir seguros. Cada producto tiene su funcionalidad, según los estudios. El problema es que a veces la gente confunde un aditivo con un producto malo, y no lo es necesariamente. Hay colorantes que están extraídos de la zanahoria. Alarma, creo que sí existe.
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