El nuevo jefe de la OTAN tuvo Guantánamo bajo su tutela
El general John Craddock, de 57 años, acaba de asumir el mando supremo de la OTAN, al tomar el relevo del general James Jones. Craddock llega a Europa procedente de la jefatura del Comando Sur de Estados Unidos, con base en Miami, del que depende la prisión de Guantánamo. El principal desafío que hereda es Afganistán, donde Washington está a la espera de ver qué efecto puede tener sobre el terreno su eventual repliegue en Irak.
La jefatura de la OTAN tiene tradicionalmente una cabeza civil europea -en la actualidad, el holandés Jaap de Hoop Scheffer- y reserva para Estados Unidos la máxima responsabilidad militar desde que ocupara el cargo en 1951 el general Dwight Eisenhower.
Con el general Jones, la Alianza ha vivido uno de los mayores cambios de su historia: la ampliación de 2004 a siete países del extinto Pacto de Varsovia y la intervención en Afganistán, primera gran campaña fuera de la zona euroatlántica. Afganistán es una piedra de toque de lo que los aliados quieren convertir a la Alianza: un cuerpo militar con carácter expedicionario capaz de intervenir simultáneamente en dos operaciones grandes y seis menores.
Consejero de Rumsfeld
El general Craddock, un veterano de la primera guerra de Irak, dirigirá ahora unos 51.000 militares desplegados en Afganistán y otros 17.000 en los Balcanes. De agosto de 2002 a julio de 2004 fue consejero militar del entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. Posteriormente pasó a dirigir el Comando Sur, enfocado a América Latina, del que depende Guantánamo.
El futuro de Afganistán fue una de las cuestiones abordadas ayer y el jueves en Bruselas (OTAN e instituciones europeas) por Richard Boucher, secretario de Estado adjunto para Asia Central y del Sur en Washington.
Boucher no se atreve a vaticinar qué efecto tendrá la previsible retirada de EE UU de Irak sobre los talibanes: si les alentará a seguir combatiendo a las tropas occidentales o hará que Washington redoble su esfuerzo en el país asiático. "No sé que puede pasar con los talibanes tras el informe del Grupo de Estudio sobre Irak", comentó ayer. "Cabe esperar pocos cambios en ellos, porque son fanáticos. Lo crucial es la actitud de la población local, que debe ver que el Gobierno les da lo que necesitan".
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