Montilla manda

El presidente de la Generalitat, José Montilla, ordenó ayer a Joan Puigcercós, consejero de Gobernación, que en los mástiles de la sede de ese departamento ondearán las banderas española y catalana. La víspera sólo había sido desplegada la catalana, y la primera reacción de Puigcercós a la orden de Montilla de colocar también la española fue retirar ambas. Finalmente, las dos fueron colocadas ayer.

La noticia es significativa, en primer lugar, porque avala el compromiso de Montilla de dirigir un Gobierno que funcione como tal y no como una coordinadora de tres partidos que en la práctica vayan por libre en sus desempeños respectivos. Puigcercós es secretario general de ERC, pero en cuanto miembro del Gobierno de la Generalitat tendrá que aplicar la ley, incluyendo lo establecido en materia de símbolos, le comunicó ayer Montilla.

El nuevo presidente tomó posesión invocando la bandera de un "catalanismo como cultura cívica compartida". Esa definición corresponde a una sociedad en la que la mayoría no vive su identidad de manera excluyente. Según innumerables encuestas, si bien hay más ciudadanos que se sienten sólo catalanes que los que se consideran sólo españoles, en torno al 70% (el 69%, según un estudio del CIS de 2003) considera compatibles ambas identidades: se sienten tan español como catalán, o más catalán que español o más español que catalán (o, podría añadirse, a veces más una cosa y a veces más la otra). De forma que la afirmación de una identidad no se fundamenta en el rechazo de la otra.

En el anterior tripartito no hubo bandera española en la sede de Gobernación mientras sus titulares fueron de ERC. Ésta es una de las cosas que han cambiado.