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Entrevista:PATXI BAZTARRIKA | Viceconsejero de Política Lingüística

"Cualquier monolingüismo va en contra de la sociedad moderna"

Patxi Baztarrika (Ataun, 1958), viceconsejero de Política Lingüística desde agosto de 2005, lleva su discurso preparado y no se sale un ápice de él. Se declara defensor del plurilingüismo y defiende que alcanzar un bilingüismo real en Euskadi supone, ante todo, avanzar en la convivencia y la igualdad. En ese camino, y cuando hoy se celebra el Día Internacional del Euskera, se muestra partidario de "una política lingüística en la que no haya lugar para los excesos", aunque se debe asumir que "no puede estar exenta de incomodidades". Por ello, pide generosidad.

Pregunta. El Día del Euskera se dedica hoy a los euskaldunberris. ¿Son el ejemplo a seguir?

Respuesta. Son los que más aportan a la igualdad y la convivencia en esta sociedad bilingüe, donde no se trata de imponer nada, sino de garantizar que los ciudadanos puedan ejercitar día a día su derecho a vivir en la lengua que elijan. Y el bilingüe aporta dos fuentes de enriquecimiento: individual, es decir, que puede elegir, y social, pues hace posible el derecho a utilizar la lengua de su elección por cualquier ciudadano.

"Soy partidario de una política lingüística en que no haya lugar a excesos. Pero esa política no puede estar exenta de incomodidades"
"Hay que asegurar el conocimiento y el uso de la lengua de elección de cada persona. Y no está asegurado en todos los planos de la vida"

P. Habla de convivencia. ¿Las políticas de discriminación positiva no resultan a veces perjudiciales para ella?

R. Me gusta más el término acción positiva, porque se trata de llevar politicas para promover, no para imponer, la normalización del euskera y favorecer la situación de igualdad por parte de aquél que se encuentra en una situación de debilidad, en este caso el euskera, y por tanto, quienes quieran vivir utilizándolo. No soy yo el que dice que no es discriminatorio que se requiera o valore un nivel de conocimiento de euskera para acceder a un puesto de trabajo en la Administración. Fue el Tribunal Constitucional quien dijo en 1986 que es legítimo y legal en su sentencia sobre la Ley del Euskera, de 1982.

P. No me ha contestado.

R. Soy firme partidario de una política lingüística en la que no haya lugar para excesos y, por tanto, pragmática, flexible, adecuada a las voluntades y capacidades de la sociedad para alcanzar un bilingüismo real. Dicho esto, también debo decir que esa política no puede estar exenta de incomodidades. La sociedad debe asumirlo. Por tanto, mucha paciencia e inteligencia, pero también compromiso y generosidad por parte de todos. La política lingüística y la recuperación del euskera, si de algo, requieren es de un gran consenso social, político y cultural para que pueda ser desarrollada con eficacia.

P. ¿Existe ese consenso?

R. Existe un nivel importante, pero creo que debe ser renovado y ampliado. Y la premisa es clara: desideologización.

P. ¿Se sigue usando como arma arrojadiza?

R. El euskera tiene un enemigo doble: quien lo pretende usar como arma arrojadiza sintiéndose dueño exclusivo del euskera y el que actúa con desapego e inhibición con respeto a su recuperación, utilizando muchas veces como excusa el intento de patrimonialización por parte de otros. Y a toda la sociedad le incumbe la consecución de una sociedad más igualitaria también en lo lingüístico.

P. Habla de una política sin excesos. ¿La Administración ha cometido alguno en estos años?

R. Desaciertos y cosas que se podrían hacer mejor seguro que hay, pero excesos no. Plantear el tema en términos de enfrentamiento entre dos lenguas no nos lleva a ninguna parte. Hay que insistir en la idea de que hay que asegurar el conocimiento y uso de la lengua de elección de cada persona y es evidente que no está asegurado en todos los planos de la vida. Hoy hay 200.000 hablantes más de euskera que hace 20 años, pero todavía sólo una tercera parte de la población es bilingüe.

P. Hace mes y medio pusieron en marcha la oficina de garantías de derechos lingüísticos. ¿Con qué se han encontrado?

R. Se han recibido 110 quejas, la mayoría referidas a la no atención en euskera en ventanillas o en teléfonos de las diferentes administraciones. También hay algunas de castellanoparlantes. Las transmitiremos todas y prestaremos asesoramiento, porque no queremos sacar los colores a nadie, sino colaborar para que no se den estas vulneraciones, que muchas veces no ocurren por mala fe, sino por inercias y costumbres.

P. En esta campaña están incidiendo mucho en su apuesta por el bilingüismo. ¿Ese mensaje más integrador no se debía haber trasladado antes?

R. La Ley del Euskera que desarrolla la oficialidad apuesta por el bilingüismo.

P. Una cosa es la ley y otra los mensajes, las campañas,...

R. El monolingüismo, da igual que sea castellano o euskeriko es pasado, va en contra de la sociedad moderna. Cualquier estrategia de monolingüismo es letal. Para nosotros no sólo no es posible, sino tampoco deseable. Creemos en el pluralismo, nos interesan las visiones multicolor.

P. La escuela ha sido clave en ese sentido. Ahora se plantea la reforma de los modelos. ¿Cuál es su apuesta?

R. No se trata de apostar por ninguno. Es evidente que hay que hacer correcciones, porque la situación va cambiando, pero tenemos que huir del debate nominalista entre modelos porque la capacitación lingüística de los alumnos no sólo depende de ellos, sino de la lengua de la familia, de su red de relaciones,... A la escuela no se le puede pedir más de lo que le corresponde. Lo que posiblemente haya que pensar más es en la competencia lingüística que esta sociedad quiere que los alumnos alcancen a la finalización de ese proceso.

P. ¿Cuánto se gasta en euskera al año?

R. No sé contestar a esa pregunta, porque ¿qué es gastar en euskera? ¿Gastar en ETB-1 es gastar en euskera y gastar en ETB-2 es gastar en castellano? Si todo lo que se hace en euskera es gastar en euskera, el gasto en castellano sería escandaloso.

P. ¿El día que se llegue al bilingüismo real dejará de hacerse acción positiva?

R. Ese día dejará de haber discriminación.

P. ¿Lo ve como una utopía?

R. En 15 o 20 años sí. En todo caso, es difícil hacer vaticinios, pues no sabemos cómo van a afectar fenómenos como el envejecimiento de la población o la inmigración. Nada debe angustiarnos. Lo importante es no parar, avanzar poco a poco.

P. ¿Temen que la inmigración frene la normalización?

R. No se trata de frenar o no frenar; es un fenómeno que está ahí, aunque en Euskadi es poco relevante comparado con otros lugares. Hay que saber actuar y establecer políticas realmente integradoras, ser respetuosos con la diversidad y facilitarles al tiempo, como se está haciendo, el acceso a ambas lenguas.

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