Desorientados en Málaga

No se cansan de decir que Antonio Banderas (Málaga, 1960) es nuestro actor más internacional, pero en El camino de los ingleses se ha reconvertido en director -por segunda vez tras Locos en Alabama- y local, muy local. El filme, que presentó ayer en Madrid ante una expectación extrema -un poder de convocatoria abrumador-, se desarrolla en Málaga: no en la actual, la Málaga turística de 2006, sino en los años setenta, la de sus recuerdos de juventud.

Ya ha advertido Banderas, en las mil y una entrevistas de la exhaustiva promoción precedente al estreno, que en El camino de los ingleses no deben buscar al actor de La máscara del Zorro, Evita o Two Much, ni siquiera algo parecido a Locos en Alabama. Ésta es una apuesta "personal y arriesgada" basada en una novela homónima (Premio Nadal 2004) de Antonio Soler, escritor y amigo del actor/directo, en cuyas páginas andaban a sus anchas un grupo de adolescentes junto a veteranos a los que dan vida Juan Diego y Victoria Abril.

Alberto Amarilla, Fran Perea, María Ruiz, Raúl Arévalo, Félix Gómez, Marta Nieto, Mario Casas, Berta de la Dehesa, todos esos jóvenes que se deslizan por las vivencias del Banderas adolescente y protagonizan los recuerdos del Banderas adulto, asistieron al estreno, sonrientes, satisfechos -como para no estarlo, Banderas ha dicho que son "una representación importante de lo que será el futuro del cine español"-, y arroparon al artista y a su inseparable Melanie Griffith, elegantemente conjuntados, el de negro y ella de gris perla. A la comitiva de locos por Banderas se sumaron la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que recibió y besó a toda la troope Banderas, Loles León, Mercedes Sampietro, Juan Diego Botto, pepón Nieto, Pasión Vega...