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Reportaje:

De la chapa a los robots

La compañía Mecalux intensifica su transición de la mera fabricación de estanterías a los almacenes automatizados y robotizados

La empresa catalana de estanterías, tercera del mundo en su sector, ha decidido convertir su nueva actividad de almacenamiento automatizado en su palanca de futuro. La empresa, que tiene ya nueve fábricas en Europa y América, abrirá el año que viene su primera planta íntegramente dedicada a producir robots en Polonia. Con el 60% de su negocio fuera de España, y muy presente en el sur de Europa, Mecalux trata de expandirse ahora por el norte del continente y EE UU.

Las ventas en EE UU crecen a tasas superiores al 50% y junto al mercado mexicano suponen ya el 16% de la cifra de negocios del grupo

"No vamos a dejar de hacer estanterías", comenta Javier Carrillo, vicepresidente ejecutivo de Mecalux e hijo del fundador, "pero nos vamos a convertir cada vez más en una empresa de diseño, producción y mantenimiento de almacenes automatizados". La empresa, fundada por José Luis Carrillo en 1966 en un pequeño taller de Barcelona (y que tuvo que vender su piso para iniciar el negocio), lleva tres años de vértigo. Instada al cambio por la creciente sofisticación de la logística, ha apostado por la alta tecnología. En 2003 empezaba a producir software propio y robots para automatizar almacenes y dos años después se consolidaba en la nueva actividad con la compra de Tkinsa, la división de robótica logística de ThyseenKrupp. "Una decisión que", comenta Carrillo, "nos permitió ir más rápido en este nuevo sector".

Tercera del mundo (y líder en España o Francia) con sus estanterías, Mecalux espera que su nueva actividad de diseño y construcción de almacenes automatizados, unida a su capacidad industrial en estructuras metálicas de almacenamiento, le dará una ventaja definitiva en el mercado mundial. Pese a llevar sólo tres años en este segmento, ha logrado hacerse con contratos importantes, con Carrefour, Mercadona o Wal Mart. Cien de los más de 500 millones de euros que facturará este año (tras la consolidación de Tkinsa y la asturiana Esmena) proceden de la nueva división. Su plan de negocio prevé que en el 2011, el 30% de la facturación prevista, unos 1.000 millones de euros, vengan de esta actividad, firmemente anclada en el área de las nuevas tecnologías.

Mecalux construye en estos momentos una instalación para producir robots (dispersa ahora por varias fábricas) en su planta de Gliwice, en Polonia. La empresa tiene ya tres centros de desarrollo de software, dos en España y un tercero en Polonia. "Si bien, este tipo de software", explica el ejecutivo, "no es excesivamente complicado, se hace complejo según se le van añadiendo prestaciones como radiofrecuencias, pedidos por oleadas, conexión con los transportistas y clientes o just in time".

La migración hacia la nueva actividad, que ha supuesto un cambio de cultura ("las estanterías", dice Carrillo, "se venden y punto, pero los almacenes hay que mantenerlos y actualizarlos"), va en paralelo con una apuesta por nuevos mercados y la intención de adquirir empresas. Sus planes para Europa (que representa, excluida España, el 31% del negocio) buscan superar la situación actual de la empresa, centrada en el sur, y avanzar hacia el norte, Alemania, Reino Unido... En Estados Unidos, mercado que servía desde el año 2000 a partir de su planta de Tijuana (México), cerca de San Diego, Mecalux abrió una planta en Chicago en 2002 que empezará a producir robótica el año que viene. De momento, ya cuenta ahí con clientes como Wal Mart, "con el que trabajamos", prosigue Carrillo, "en otros países en los que está presente como México o Brasil".

Muchas de las esperanzas de crecimiento del grupo están centradas en Estados Unidos, un país con muchísimo recorrido, donde, según afirma Carrillo, "tenemos ya el tercer puesto en estanterías". El ejecutivo subraya que "las soluciones automatizadas son allí menos corrientes que en Europa, al menos entre las empresas medianas". De momento, las ventas a EE UU crecen a tasas superiores al 50% y el conjunto de este país y México representa ya el 16% de la cifra de negocios del grupo.

La empresa trata también de aplicar su nuevo know how para abrir nuevos mercados. Estos días aplica su tecnología de movimentación de productos al handling de aeropuertos. "Estamos construyendo el sistema de handling de Santiago de Chile", dice Carrillo, "y nuestra intención es lograr más contratos de ese tipo".

Mecalux mantiene su vocación de crecimiento. La entrada en el nuevo segmento ha actuado de revulsivo para una empresa que, después de crecer como la espuma entre 1996 y 2000 (de 81, a 204 millones de euros), se estancaba durante tres años en esa misma cifra por la recesión y los problemas en Latinoamérica. El nuevo negocio funcionó desde el primer momento. Al año siguiente de su entrada en almacenes automatizados, en 2004, escalaba hacia los 241 millones de euros, y este año, gracias en parte a la consolidación de Tkinsa y Esmena (otra empresa adquirida en 2005), se plantará por encima de los 500 millones. El nuevo enfoque ha sido bienvenido por los inversores. Su valor bursátil se ha disparado hasta los 750 millones de euros. El título, sobre los 4 euros a principios de 2004, crecería hasta los 21,45 a principios de este año. Esta semana se plantaba en los 30, con un 39,9% de ganancia a lo largo del año.

En Mecalux están dispuestos a que la empresa siga creando valor. Aparte de los planes de crecimiento orgánico, el grupo está estudiando posibles compras (centros de software y empresas de movimentación automática, por ejemplo) y nuevas localizaciones geográficas. Y no descarta tampoco una compra o alianza a gran escala, para ir más rápido y poder atacar mercados difíciles como el de Asia. "Estamos abiertos a cualquier posibilidad que nos permita seguir creciendo", apunta Carrillo, que encarna la segunda generación de la empresa catalana.

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