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¿Es económico ser ecológico?

Jeffrey Immelt, presidente de General Electric, sostiene que green is green -lo verde es verde- invocando el color de la moneda norteamericana cuando se le pregunta si ¿es económico ser ecológico? Su posición no se limita a una mera prospectiva visionaria sino que compromete el futuro de un gigante de la economía americana. "Si él está en lo cierto, entonces no sólo GE se beneficiará, sino que el mundo de los negocios en todas partes tendrá que seguir sus pasos. Si está equivocado, habrá dirigido a una de las más grandes y poderosas compañías a un callejón sin salida, costándole su reputación y su posición financiera", dijo The Economist hace un año.

Sin embargo, para Immelt no hay duda, lo ecológico es económico. Ha denominado Ecomagination a su proyecto de implicación general de toda la compañía en los valores del medioambiente y la sostenibilidad. A su cabeza ha colocado a Lorraine Bolsinger, que lleva más de 25 años en su departamento de investigación. Frente al predominio en los últimos tiempos del poderoso brazo financiero, el liderazgo recae ahora en el departamento de investigación, al que le corresponderá aportar los nuevos productos y servicios más ecológicos. De momento ya ha duplicado su presupuesto para el estudio de tecnologías más limpias.

"Ahora mismo España está en condiciones de presentarse en los mercados ambientales más exigentes tecnológicamente hablando"

Frente a los escépticos de uno y otro lado, conviene recordar los compromisos objetivos en que respalda Immelt su Ecomagination: reducción global en sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) en un 1% para el año 2012 con respecto a los niveles de 2004. Esto puede sonar poco ambicioso, pero la proyección de emisiones a falta de políticas serias al efecto supondría un incremento del 40%. Por otro lado, la compañía se ha marcado como objetivo reducir en un 30% la intensidad de sus emisiones en GEIs (la cantidad de GEIs emitidos con relación a su actividad económica). Para darnos una idea al respecto los indicadores equivalentes marcados por el Protocolo de Kioto para Europa son del 8% respecto a 1990.

Más allá de las grandes empresas y de sus potentes equipos estratégicos también se hacen estas previsiones en otros círculos empresariales americanos. La revista Fortune Small Bussiness (FSB) dedicaba casi por completo su número de julio de 2003 a lo que denomina The Next Big Thing, el desembarco de empresarios prácticos y nada sentimentales en el creciente "mercado verde". Analizaba el caso de 17 pequeños y medianos negocios exitosos iniciados en este terreno en los últimos años. Botón de muestra de otros muchos emprendedores "verdes", verdadero caldo de cultivo para grandes negocios con futuro... The Next Big Thing. En este sentido, FSB jugaba a imaginarse lo que sería en 2040 el conciliábulo selecto de los grandes magnates americanos del momento; reunidos para contrastar el valor de sus redes y para intercambiar los últimos gossips (cotilleos) de su mundillo. Presidido por un viejecito y entrañable Bill Gates. No obstante, las estrellas de la reunión no serían los "tecnológicos", sino... unos personajes curiosos, como aquel que invirtió en pilas de combustible (hidrógeno), las que utilizan casi todos los automóviles americanos y hoy constituyen una industria multimillonaria, o esa mujer que ha convertido en un emporio sus muebles a partir del reciclaje de bolsas de plástico, o ese otro que lo ha sido construyendo casas y urbanizaciones con certificado ambiental, o ese otro que ha levantado una gran cadena de supermercados de comida ecológica que tienen temblando a Wal-Mart. Los grandes "triunfadores económicos de las décadas pasadas han sido aquellos que decidieron que lo verde es bueno y además una buena vía para hacer dinero...".

Los primeros pasos se están dando ya hacia escenarios como los que imaginan GE en el 2015 o FSB en el 2040. Por supuesto, que en términos absolutos las cifras son pequeñas. En 2002 se vendieron en EE UU casi 17 millones coches y el 99,8% no eran híbridos. Pero el mercado verde existe. Estudios de mercado hablan de la "curva S de producción-difusión": un producto comienza lentamente y después de consolidarse en el mercado las ventas empiezan a acelerarse. La propia FSB daba una idea de esos primeros pasos en EE UU: las ventas de comida ecológica están creciendo en torno al 20% anual; los servicios federales están exigiendo que los nuevos edificios sean eficientes energéticamente; la venta de coches híbridos ha pasado de 0 a 36.000 en unos pocos años, y las participaciones de inversiones de capital orientadas hacia las tecnologías más verdes, más limpias, se han triplicado entre 1999 y 2003.

Junto al mercado verde interno y creciente se sitúa otro aún más determinante para la reorientación estratégica de compañías como GE: China.

Los analistas identifican a China e India como la clave de un rápido incremento en la demanda de bienes y servicios "verdes". Se espera que en la próxima década el 60% del crecimiento global de ganancias de GE proceda de esos mercados. Las ventas de tecnologías limpias -si pueden proporcionarse a precios ajustados- deberían ser la mayor parte de esas ventas. Y ése va a ser el gran objetivo. Ambos países quieren mantener un crecimiento rápido y hacerlo de forma más limpia y ecológica que en el pasado.

De especial interés es el caso chino. El Banco Mundial le reconoce la triste marca de acoger a 16 de las 18 ciudades más contaminadas del mundo, y calcula que la contaminación y la degradación ambiental le cuesta anualmente 170 billones de dólares.

Para hacer frente a estos dislates ambientales se están ideando algunas propuestas desde los propios ámbitos oficiales. Concretamente se está diseñando un sistema para integrar en las evaluaciones de gestión de las autoridades locales una suerte de "PIB verde" que permita calcular las cuentas locales de costes ambientales. Y que posibilite, de forma agregada, calcular esas cuentas ambientales en la nación. Con el objetivo, en definitiva, de mitigar algunos de los excesos que se vienen produciendo y que tanta preocupación han generado.

En febrero de 2005, el Gobierno estableció en 10 regiones -incluida Pekín- un proyecto piloto para determinar una evaluación del "PIB verde". El objetivo es que el marco para ese sistema de contabilidad verde esté en condiciones de aplicarse dentro de un plazo de tres a cinco años. Pretendiendo con ello, declaran, convertir a China en pionera del planteamiento estadístico que ninguna otra nación ha adoptado hasta ahora.

¿Y España? Bajo el impulso de las administraciones y a partir de la financiación de Fondos Europeos, España se ha puesto en el grupo de cabeza de las tecnologías más avanzadas en tratamiento de agua, de residuos, en energías renovables, biocombustibles, hidrógeno, agricultura ecológica, construcción ecológica. En torno a estas materias se ha desarrollado un interesante sector empresarial, en el que confluyen actividades industriales, de construcción, de ingenierías, consultoras, agronómicas, comerciales, de servicios...

Ahora mismo España está en condiciones de presentarse en los mercados ambientales más exigentes tecnológicamente hablando.

Algunas grandes compañías, entre ellas ciertas constructoras, están protagonizando en estos momentos este sector empresarial. Ello tiene en sí mismo un componente positivo indudable, por la dimensión de su capacidad y de su apuesta. Pero deja en el aire una pregunta muy inquietante, ¿dónde están los pequeños y medianos emprendedores? ¿Dónde están esas empresas españolas "sosias" de las que identificaba en Estados Unidos la revista Fortune Small Business en su número de julio del 2003? La cosa no es baladí, ellos son los que abonan el terreno durante años de innovación, de ideas, de experimentación, de apuestas... sobre las que surgirán las grandes compañías. Éstas vendrán de la selección natural entre la pléyade de emprendedores, por crecimiento, por fusión, por absorción...

En esta valiosísima función social que cumplen los emprendedores es imprescindible la sensibilidad y la complicidad de los poderes públicos, para favorecer esa dinámica innovadora. Especialmente es necesaria la receptividad de los ayuntamientos.

Todavía está reciente la experiencia de candidatura olímpica de Madrid 2012. Entonces tuvimos la oportunidad de "proyectar hacia el año 2012 y siguientes" algunas potenciales tendencias virtuosas. Dibujamos unos primeros Juegos Olímpicos basados ciento por ciento en las energías renovables y en el hidrógeno, con una pista de aguas bravas utilizando ciento por ciento agua reciclada en La Gavia, con una villa olímpica cuyos edificios tuvieran todos la clasificación "A" de eficiencia energética, etcétera. Con ello queríamos contribuir, dentro de nuestras posibilidades, a su expansión y a su fortalecimiento. Convencidos de que green is green, como diría Immelt, de que lo ecológico es económico.

Antonio Lucio Gil es director general de la Fundación Madrid Movilidad y del área de Medio Ambiente de Madrid 2012.

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