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Reportaje:

Nueva York se harta

Isiah Thomas intenta reflotar a los Knicks, abandonados por el público

En junio, Isiah Thomas, mánager general de los Knicks de Nueva York, y el propietario del club, James Dolan, se quedaron sin excusas y sin cabezas de turco. Acaban de completar la peor temporada desde 1965, con un récord de 23 victorias y 59 derrotas, quedándose muy lejos de los partidos por el título, que no juegan desde el 2001. Así que Dolan le dio a Isiah una orden, hacerse cargo de la dirección del equipo, y un ultimátum: "O el equipo muestra un progreso evidente o te vas a la calle". Al fin y al cabo, los Knicks eran un equipo construido desde los cimientos por Thomas, así que Dolan, que presume de ser buena persona, le dio la oportunidad de no tener que abandonar su posición como uno de los peores representantes que ha visto la NBA.

Efectivamente, las huellas dactilares de Thomas, que llevó a los Detroit Pistons a ganar dos títulos en 1989 y 1990, y que fue All-Star durante 12 años consecutivos, están por toda la plantilla de los Knicks. A su mando, el jardín de las delicias que es el Madison Square Garden ha pasado a convertirse en un teatro del absurdo interpretado en un patio trasero y sus apasionados hinchas sólo cuentan las horas para poder fumigar su legado y arrancar su rostro de la foto de familia. Desde que tomara el mando en diciembre del 2003, Thomas ha fichado 33 jugadores, ha elevado el presupuesto en más de un 50 por ciento, hasta alcanzar la cifra de 122 millones de dólares -94,2 de euros, el más alto de la NBA-, y ha tenido que pagar decenas de millones para deshacerse de jugadores que ya no quería. En los últimos tres años el equipo cuenta con 85 victorias y 133 derrotas a las órdenes de tres exitosos entrenadores: Don Chaney, Lenny Wilkens y Larry Brown. A Brown, Thomas le regaló un contrato de 50 millones de dólares por cinco temporadas porque, según el, era el mejor especialista en levantar franquicias en estado catatónico. Pero Brown chocó con las estrellas de los Knicks, utilizó 42 quintetos iniciales diferentes, un récord en la NBA, y tras igualar el récord de derrotas del equipo (59) fue destituido.

El traspaso de Eddie Curry desde Chicago a Nueva York hace un año fue el más claro ejemplo de la incompetencia de Thomas. Los Bulls pensaban que el pívot no podía jugar debido a una enfermedad coronaria. Aun así, Thomas les regaló dos selecciones de primera ronda del draft a cambio del pívot. Lo que olvidó Thomas fue blindar las selecciones, una cláusula habitual por la que la elección del draft se retrasa hasta al año siguiente en el caso de que los Knicks pudieran elegir entre los tres primeros, algo que ocurrió. Así que Chicago eligió en el segundo lugar de la lotería el pasado junio y es probable que también se lleve una posible estrella el año próximo.

Además, los Knicks, el equipo de la ciudad más multicultural del planeta, siguen sin subirse al carro de la globalización de la NBA. Nueva York no cuenta con ningún jugador extranjero. Para colmo, el quipo está dirigido por dos All-Star, Stephon Marbury y Steve Francis, dos personalidades egoístas que han frecuentado más el sabor de la derrota que el de la victoria en siete equipos entre los dos.

El Madison Square Garden ha tenido esta temporada la asistencia más baja desde 1992, 14.800 espectadores en un partido de noviembre, y sus fervientes fans comienzan a perder la paciencia tras otro comienzo de campaña desalentador, cuatro victorias y nueve derrotas, la última por 18 puntos ante Minnesota. Los que le conocen sostienen que Isiah es un superviviente y que saldrá adelante. Pero donde está no es exactamente una isla desierta, sino Manhattan, con ocho millones de hinchas que piden recompensa por su cabeza.

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