La Xunta ensayará una vez al año cómo responder a un nuevo 'Prestige'

El Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina, el documento recién aprobado que establece cómo debe actuar la Xunta ante un vertido en el mar, no podrá quedarse sólo en el papel. La Administración autonómica tendrá que realizar cada año un ensayo general del dispositivo con el que afrontaría una emergencia como la que provocó el petrolero griego en 2002. Cuando la simulación ponga en escena un caso grave de contaminación, el Gobierno gallego deberá incluir entre los personajes al armador del barco, al propietario de la carga y a la prensa.

"¿Quién está al mando?", se preguntaba, desesperado, el alcalde de Vigo mientras la población de las Rías Baixas intentaba evitar con sus manos que la marea negra del Prestige arruinase el marisco. La contestación le ha llegado al nacionalista Lois Pérez Castrillo cuatro años después, cuando ya no tiene en sus manos el bastón de mando. El Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina, que acaba de ser aprobado por la Xunta, establece que en caso de vertido en el mar sería el conselleiro de Presidencia el encargado de coordinar el dispositivo.

El plan, pendiente del visto bueno del Ministerio de Fomento, describe paso a paso lo que debería hacer la Xunta en un hipotético caso de contaminación en el mar. En cuanto el capitán del barco o un testigo dé la voz de alarma sobre cualquier vertido, la Administración autonómica deberá dar pasos para estar preparada por si, como ocurrió el mediodía del 13 de noviembre de 2002, se trata de los primeros momentos de una catástrofe.

Según el documento, ya entonces estarán en alerta grupos de actuación en el mar, en tierra y de protección civil y se realizará una "inspección visual" de la zona del vertido. Tras comprobar el derrame, se desplegará el dispositivo de emergencia. Sea cual sea la gravedad de la contaminación, el plan de contingencias obliga a que haya grupos preparados para contener la mancha, gestionar los residuos y limpiar el litoral, que los ayuntamientos y afectados sean informados del suceso.

Cada hora pasan junto a Galicia tres barcos con sustancias peligrosas. Si uno de estos buques realizase un vertido al mar, los conselleiros de Medio Ambiente y Política Territorial no podrían disfrutar de un fin de semana de caza, como ocurrió cuando en 2002 el Prestige empezó a soltar fuel por el casco. El nuevo dispositivo de emergencias obliga a que estos miembros del Gobierno gallego, con los responsables de Presidencia y Pesca, formen parte del Centro de Coordinación Operativa que dirigirá las respuestas frente a los vertidos.

El plan pretende evitar la descoordinación con la Administración central que se produjo tras el naufragio del petrolero griego y que fue admitida incluso por miembros del equipo de Manuel Fraga. Su contenido está adaptado al plan de contingencias del Gobierno de España para que la reacción ante una catástrofe sea lo más fluida posible, una condición de la que carecía el texto vigente cuando el Prestige se accidentó.