El 'cerebro' que sedujo a Bill Gates

Santiago Cuando el hombre más rico del mundo decidió compaginar los negocios con la filantropía, reclutó en los cinco continentes 43 cerebros con corazón y encontró uno de ellos en un laboratorio de la Universidad de Santiago. La catedrática de Farmacia María José Alonso dirige la única investigación española incluida por el creador de Microsoft en su ambicioso plan para acabar con los problemas de salud que masacran el Tercer Mundo.

Alonso trabaja en una vacuna contra la hepatitis B que, sin jeringuillas ni costosas patentes, pueda ser utilizada por "los más pobres entre los más pobres", esos ciudadanos de bolsillos vacíos cuyos achaques no son negocio para las multinacionales. "La investigación en el mundo de la salud la dictan las grandes farmacéuticas, que no tienen en cuenta las necesidades del Tercer Mundo porque no dan beneficios", explica la responsable de la investigación, que ha recibido 660.000 dólares (unos 530.000 euros) de la Fundación Bill y Melinda Gates.

La profesora Alonso recibió 530.000 euros para una vacuna por vía nasal contra la hepatitis B

Tras acumular con la informática una fortuna de 50.000 millones de dólares, Bill Gates se ha ofrecido a pagar la deuda de las farmacéuticas con los países en vías de desarrollo. Un total de 1.600 equipos científicos presentaron en 2004 sus propuestas para cumplir el desafío, pero sólo 43 proyectos conquistaron al magnate, entre ellos el de la catedrática de la Universidad de Santiago. Si Alonso encuentra la vacuna no inyectable, deberá ceder la patente a los países en desarrollo y asesorar gratuitamente a estos Estados en la aplicación y mejora del fármaco. "Estoy encantada de asumir el compromiso", subraya.

La investigadora, nacida en 1958 en León aunque afincada en Galicia desde que llegó en los setenta para estudiar la carrera de Farmacia, conoció al matrimonio Gates hace un año. El empresario y su esposa organizaron en Seattle un encuentro con los 300 científicos que trabajan en su proyecto para acabar con los problemas de salud de los más pobres. "Melinda nos decía que necesitaban de nosotros, que pusiéramos nuestros cerebros pero también nuestros corazones", recuerda Alonso. "Puede parecer una cursilada al estilo americano, pero lo consiguen: yo estoy muy sensibilizada".

Alonso, vicerrectora de Investigación de la Universidad de Santiago desde el pasado junio, es una experta en aplicar la nanotecnología a la medicina. Con la donación de Gates busca una fórmula para que la población del Tercer Mundo pueda prevenir la hepatitis B sin inyecciones, concretamente por vía nasal.

El invento en el que trabajan Alonso y su equipo traslada el fármaco por la nariz a través de nanopartículas -de apenas unos átomos-, un medio de transporte que permite traspasar el hasta ahora infranqueable muro de la mucosa nasal. El objetivo es que los habitantes de países pobres puedan administrarse la vacuna sin jeringuillas, para evitar contagios de dolencias como el sida.

Las universidades norteamericanas de Duke y Montana ensayan ya unos prototipos preliminares diseñados por el equipo compostelano. El año que viene estos primeros resultados serán sometidos a una prueba decisiva que determinará si el proyecto puede seguir adelante.

María José Alonso lleva 15 años investigando vacunas, incluso para la Organización Mundial de la Salud. Hace un tiempo ella y su equipo diseñaron una antitetánica de una sola dosis (normalmente son tres) que podía facilitar su administración a los habitantes de países pobres. Consiguieron "prometedores resultados" con ratones, pero no pudieron continuar con el trabajo. Esta vez, explica la catedrática de Farmacia, el apoyo de la Fundación de Gates les permitirá llevar su investigación hasta el final.