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Entrevista:JORGE BUCAY | Escritor

"La militancia política evita que los corruptos lleguen al poder"

Después de conocer el éxito con libros de autoayuda, el psicoterapeuta Jorge Bucay (Buenos Aires, 1949) dio el salto a la novela con El candidato, un thriller político ambientado en la transición hacia la democracia de Santamora, un país imaginario de Latinoamérica. El comienzo no pudo ser mejor: el pasado mes de octubre consiguió con ella el premio Ciudad de Torrevieja, dotado con 360.000 euros.

Pregunta. ¿Por qué imaginó un país para ambientar una historia de transición de una dictadura a la democracia cuando hay tantos ejemplos reales?

Respuesta. Quizá por eso. Cualquier ejemplo concreto deja fuera a los demás. En cambio, un país imaginario da la pantalla para que cualquiera pudiera ser Santamora, dentro o fuera de Latinoamérica.

"Toda la literatura tiene un valor terapeútico. Una de las cosas que más me ha ayudado en la vida es leer 'Casa tomada', de Cortázar"

P. El candidato se acerca al mundo del poder y de la corrupción.

R. Es un planteo sobre pasiones humanas. Allí está la lucha por el poder, la corrupción, la manipulación, el miedo al compromiso, el amor incondicional, la sabiduría.

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P. ¿Es inevitable que el poder arrastre corrupción?

R. No, pero es muy posible que la corrupción siempre busque poder. Y en sistemas con instituciones débiles, como Santamora en la novela, es fácil que los corruptos lleguen al poder. Sólo las instituciones fuertes y la militancia política de casi todos evita que los corruptos lleguen al poder. La responsabilidad de los ciudadanos se da en dos niveles: una es la militancia política; la segunda es el voto, consciente y responsable. Tienes que estar informado de a quién votas, porque luego viene la tercera cosa: controlar a quienes votaste para que hagan aquello que prometieron.

P. Pero la militancia está de capa caída.

R. Sí, pero el libro tiene un único mensaje: si no participas eres responsable.

P. ¿Le ha ayudado su experiencia como psiquiatra para construir la novela?

R. Totalmente. Yo no habría escrito este libro si no hubiera hecho todo lo que hice en mi vida. Está plasmada gran parte de mi experiencia profesional y quien me halla leído antes, va a decir "esto es de Bucay". Uno pone todo lo que sabe al servicio de lo que escribe.

P. ¿Le resultó difícil dar el salto de los libros de autoayuda a la novela?

R. Es más fácil si algunas cosas te empujan. Estaba leyendo Yo el supremo, de Roa Bastos, y estaba fascinado con el personaje del dictador. Leyendo esto, se me ocurrió pensar qué pasaría si este hombre se fuera, si renunciara al poder porque se enamoró, porque se cansó. La idea no tenía relación con la política. Lo que le pasa al protagonista con su propia vida, que su falta de compromiso hace que dependa de otro, le pasa también con su país. Su falta de entrega y compromiso político permite que haya un dictador o un candidato manipulador.

P. ¿Cree que hay una jerarquía de géneros literarios? ¿Es más importante una novela que un cuento, que un libro de autoayuda?

R. Más importante, no. Es otra cosa. ¿Es más importante una pera que un durazno? Cumplen tareas diferentes, y que quizá están destinadas a públicos diferentes. Sí creo que hay una jerarquía entre lo que significa la novela de un artista, de un hombre o una mujer que tenga la gran literatura, y la novela de alguien como yo, que no soy un gran escritor, ni siquiera, quizá, un escritor, sino alguién que escribió una novela. Los libros de reflexión o autoayuda son una literatura menor, en el sentido de que no pretende modificar un mundo ni hacer una pintura artística. Es divulgación y como tal consiste en que uno busque información, que la analice, la contraste y lo digiera todo para que alguien lo use después. Una novela es jugar a que uno es Dios y crear un mundo.

P. ¿Por qué tienen tan mala fama los libros de autoayuda entre el público más culto?

R. Yo sospecho que es porque los escritores de raza saben el desafío que es crear un mundo para una novela y desprecian a los otros, a los que hemos ido a abrevar en lo que otros dijeron para hacer un manual de divulgación. Es un descrédito ocasional. La venta de libros de superación personal no es algo que va a suceder siempre. Cuando mis libros pasen, la gente va a seguir leyendo a Cortázar, a Borges, a Saramago.

P. ¿Tiene la literatura un valor terapeútico?

R. Sin duda, toda la literatura lo tiene. Una de las cosas que más me ha ayudado en la vida como desarrollo personal es leer el cuento Casa tomada, de Cortázar. Y uno lee El viejo y el mar y algo se mueve. Y no está escrito para modificarte. Una novela bien escrita te puede obligar a pensar en cosas que modifiquen tu vidad, pero no es la novela; eres tú el que ha cambiado.

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