Ricardo Blázquez subraya ante los obispos su decisión de entenderse con el Gobierno
El presidente de la Conferencia Episcopal apela a Benedicto XVI para suavizar las relaciones
Ni zozobras por la unidad nacional ni críticas al Gobierno o a la sociedad. El discurso de Ricardo Blázquez ante el plenario de la Conferencia Episcopal Española (CEE) fue ayer una letanía de parabienes o buenas intenciones, para decepción de los prelados que reclaman más dureza ante el Ejecutivo socialista. El líder de la CEE y obispo de Bilbao puso por modelo la "actuación serena, humilde, acogedora y abierta" del papa Benedicto XVI en Valencia, en julio pasado. Según Blázquez, aquella visita papal fue "una especie de bálsamo que suavizó muchas relaciones".
El viaje del papa Ratzinger a Valencia, los días 8 y 9 de julio pasado, para clausurar el V Encuentro Mundial de las Familias, ocupó ayer la mitad larga del discurso del obispo Blázquez ante la Conferencia Episcopal, que desde ayer debate a puerta cerrada el borrador de una llamada "Instrucción Pastoral sobre la situación religiosa, cultural, social y política en España". Según Blázquez, aquella visita de Benedicto XVI pertenece "a la categoría de los acontecimientos memorables" por el contenido y el tono de los discursos del Papa. "No sólo aludió el Papa en el mensaje que nos entregó en Valencia a diferentes contenidos de la acción pastoral; nos invitó también a profundizar en algunas actitudes eminentemente apostólicas, en concreto a vivir la misión episcopal con esperanza y concordia", subrayó.
Pese a que los prelados españoles, en asamblea extraodinaria de junio pasado, la segunda con ese carácter en toda la historia de la Conferencia Episcopal, creyeron entonces necesario "analizar la misión de la Iglesia en la situación cultural de hoy, sus repercusiones pastorales y el discernimiento moral de las grandes cuestiones que suscitan particular preocupación en este tiempo", su presidente despachó ayer el asunto en 28 líneas y sólo para recordar aquel acuerdo. "El magisterio del Papa nos ayudará eficazmente en nuestros trabajos", sentenció Blázquez.
Hay pocas dudas sobre que el plenario de la CEE, reunido hasta el viernes, no logrará cerrar un texto definitivo de pastoral esta semana ni en lo que queda de año, ante las diferentes posiciones con que entraron ayer en la sala de conferencias las diferentes sensibilidades del episcopado. El borrador que abre la discusión, redactado por una ponencia presidida por el arzobispo de Navarra, Fernando Sebastián, de 75 años, no hace referencia a la unidad de España como "bien moral en peligro", como reclaman desde hace meses los cardenales Antonio María Rouco y Antonio Cañizares. Ese punto sería, de aparecer en el texto sometido a debate, un escollo para acordar pronto una Instrucción Pastoral, en todo caso no antes de la próxima asamblea ordinaria de la Conferencia Episcopal, prevista para marzo de 2007.
El otro plato fuerte del discurso -cuatro de sus 16 páginas- lo dedicó Blázquez a explicar las razones por las que el pasado día 22 de septiembre el Gobierno socialista y la Conferencia Episcopal acordaron reformar el sistema de financiación directa de la Iglesia católica por el Estado.
"Estamos satisfechos porque el contenido es razonable, porque la voluntad de acuerdo que existía se ha plasmado en resultados concretos, y porque la sociedad ha saludado positivamente el que esta cuestión se haya resuelto mostrando ambas partes su razonable satisfacción. Estamos persuadidos de que en la escucha recíproca y en la ponderación de las razones del otro se puede alcanzar el entendimiento. Confío en que por esta vía avanzaremos en otras cuestiones planteadas o que puedan aparecer en el futuro", afirmó Blázquez. También dijo que "los puntos del acuerdo deben ser todavía instrumentados legalmente y detallados para su operatividad", sin explicar cómo va a hacerse.
Moratinos acude a la Santa Sede
La decisión del Gobierno de asignar a la Conferencia Episcopal en 2007 algo más de 12,5 millones mensuales como adelanto del 0,70% de la cuota de los contribuyentes que así lo pidan en su IRPF -en los últimos 18 años el porcentaje era el 0,52%-, reforma a fondo el sistema acordado en 1987, "provisional" en tanto que los obispos propusieran a Hacienda una forma adecuada para su "autofinanciación". El obispo Blázquez subrayó ayer, en cambio, que el nuevo acuerdo tiene carácter "indefinido", aunque aún deberá ser "instrumentado legalmente".
¿Supone eso que Roma pretende del Gobierno socialista la reforma del Acuerdo económico de 1979, para blindar lo pactado ahora elevándolo a rango de concordato entre Estados y, por tanto, de ley orgánica? El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acude hoy a Roma para entrevistarse con el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Tarcisio Bertone, y el secretario para las Relaciones con los Estados (ministro de Exteriores), arzobispo Dominique Mamberti. Pero este asunto no figura en la agenda de la visita ministerial, al menos oficialmente.
En todo caso, la reforma del concordato de 1979 parece necesaria si los prelados y el Ejecutivo quieren atarla para el futuro. Dice el punto 5 del artículo II del Acuerdo rubricado en Roma en enero de 1979: "La Iglesia católica declara su propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades. Cuando fuera conseguido este propósito, ambas partes se pondrán de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboración financiera expresada [en los párrafos anteriores], por otras formas de colaboración económica entre la Iglesia católica y el Estado".
La decisión del Gobierno socialista, el 22 de septiembre pasado, de incrementar más del 34% la actual asignación tributaria directa de Hacienda al episcopado a partir de 2007, además con "carácter indefinido", desprecia ese compromiso de autofinanciación, asumido entonces con el rango de ley orgánica.
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