Marruecos cultiva el 'outsourcing'
El reino alauí fomenta la externalización hacia su territorio para duplicar su PIB en 15 años
"Nuestro ejemplo es la India". Así de conciso se muestra el ministro de Industria de Marruecos, Salah Eddine Mezouar, al explicar el modelo de desarrollo por el que apuesta el reino alauí para duplicar su PIB en los próximos quince años. La receta es el "outsourcing". O la externalización hacia el país magrebí de parte del proceso productivo de las empresas extranjeras.
Empresas como Axa, CapGeminí, Tata, BNP Paribas o Safran han externalizado este año parte de sus servicios hacia el país magrebí
Marruecos quiere entrar en el club de las economías emergentes. Como China, como Brasil, como India, el país norteafricano quiere salir del tercer mundo para instalarse entre los Estados que prometen ser económicamente relevantes. El Gobierno marroquí prevé un crecimiento del producto interior bruto del 7,7% para 2006. Según estas estimaciones, de mantener ese ritmo, el PIB del país podría duplicarse en los próximos quince años hasta los 93.809 millones de euros. Pero, ¿cómo permanecer en esa senda de desarrollo?
Hay que definir una estrategia. El ministro de Industria marroquí, Salah Eddine Mezouar, acaba de realizar una gira por España, Francia, Alemania, Holanda y los Emiratos Árabes Unidos con el propósito de "vender" las virtudes del país para la inversión extranjera: estabilidad financiera y social, proximidad a Europa... Mezouar delineó también las estrategias a seguir para captar el dinero de las multinacionales. Y subrayó un sector especialmente interesante para el desarrollo de Marruecos. El outsourcing, o "atraer la externalización de parte de los procesos productivos de las transnacionales más importantes".
"Este año se han instalado en el entorno de Casablanca varias empresas que van a externalizan sus servicios en Marruecos. Las más importantes son Axa, Cap Gemini, Tata, Dell, BNP Paribás y Safran", explica Hassan Bernoussi, director de la Dirección de Inversiones del Ejecutivo marroquí. "Queremos acoger parte de los servicios de los bancos, de los seguros y de las empresas de informática", insiste.
Y las telecomunicaciones, el lugar donde va a parar la mayor parte de la inversión extranjera directa a Marruecos, unos 1.381 millones de euros en 2005. Un sector liberalizado en 1997, que representa el 70% de la inversión en tecnologías y que emplea a 36.000 personas. Junto a la informática y los servicios de offshore, es el corazón del outsourcing en el país magrebí. "Ha sido una explosión. En 1999 en Marruecos sólo había 55.000 abonados a teléfonos móviles y hoy son más de 12 millones", señala Bernoussi.
Otro dato. Lo que en el reino alauí llaman "sector del outsourcing" ha creado 10.000 empleos en 2005. Las autoridades esperan lograr una media de 6.000 empleos al año generados en esta rama de la economía. El sueldo medio en este sector, 600 euros al mes, es también bastante superior al salario mínimo interprofesional marroquí, al filo de los 200 euros.
Gran parte del protagonismo de este sector se debe a dos pesos pesados del mundo de las telecomunicaciones: la compañía francesa Vivendi Universal y la española Telefónica. Ambas han sido inversoras en las compañías de telecomunicaciones del país. La española, por ejemplo, controla Meditel. Y la experiencia de su presencia allí le ha servido para subcontratar también servicios para sus clientes españoles, sobre todo en atención telefónica.
Por ahora, los llamados call centers siguen siendo una de las "estrellas" del outsourcing marroquí, tan vinculado a las telecomunicaciones. El sector ocupa
a 9.000 personas y debería dar empleo a unas 10.000 más en 2007, según previsiones del Gobierno. Pero las autoridades no se conforman sólo con la creación de empleo en este sector. El proyecto Casashore, plasmado en la construcción de un edificio en Casablanca por 4,2 millones de euros, con una capacidad para 3.000 estudiantes y destinado a la formación en outsourcing, prevé crear más de 60.000 puestos de trabajo para 2014.
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