Calderón tiende la mano

Por primera vez, desde su proclamación como presidente electo de México el pasado 5 de septiembre, el conservador Felipe Calderón ha dejado a un lado la retórica y ha ofrecido diálogo y colaboración a sus adversarios políticos. Lo ha hecho con propuestas concretas en una carta dirigida a los coordinadores parlamentarios de los tres partidos del Frente Amplio Progresista (FAP), que encabeza el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador.

"Saludo que nuestras coincidencias sean mayores que las discrepancias que nos separan", dice Calderón en la misiva, en la que propone convertir los puntos de acuerdo en reformas para transformar México. La respuesta no se ha hecho esperar. "Olvida que hay una diferencia fundamental, que es nuestra certeza de que él no ganó la Presidencia y que por consiguiente no merece consideración o respeto alguno", señala Gerardo Fernández Noroña, portavoz del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El intercambio de mensajes se produce en vísperas del acto convocado en la plaza del Zócalo de la Ciudad de México, donde López Obrador tiene previsto presentarse mañana como "presidente legítimo" con un gabinete en la sombra. Los organizadores prevén una concentración multitudinaria de adhesión al candidato derrotado en las elecciones del pasado 2 de julio y de rechazo al presidente electo, calificado de "usurpador y pelele", cuya ceremonia de investidura está prevista para el próximo 1 de diciembre.

"Compartimos propósitos y objetivos", estima el presidente electo al comparar el documento Temas legislativos para la agenda nacional, que entregó hace un mes a todos los partidos políticos, y el texto Por la justicia y la democracia, difundido por el Frente Amplio Progresista. Calderón dice coincidir en "el rechazo a la privatización del petróleo y la energía eléctrica" y en "la necesidad de fortalecer las empresas públicas, especialmente Pemex (Petróleos Mexicanos) y CFE (Comisión Federal de Electricidad)".

Hay que recordar que el Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenecen Calderón y el presidente saliente, Vicente Fox, intentó a lo largo del sexenio que termina la reforma del sector energético. Fracasó en su empeño por la oposición del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del PRD, contrarios a todo espíritu privatizador del monopolio energético.

En la carta enviada al PRD, Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, integrantes del Frente Amplio, Calderón enumera una lista de coincidencias entre el próximo Gobierno y la oposición. Destacan la necesidad de mejorar la recaudación para poner en práctica "una política social con proyección transformadora", avanzar hacia "un sistema único de protección de la salud", fortalecer el sistema de pensiones y jubilaciones, crear un sistema nacional de becas para todos los alumnos en el sistema educativo público, "que es y seguirá siendo laico", ampliar los programas nacionales de vivienda, fortalecer y transparentar los programas sociales de combate a la pobreza, y considerar un programa nacional de pensiones para los más viejos en situación de pobreza extrema.

Asimismo, el presidente electo dice coincidir con López Obrador en la necesidad de promover reformas en el ámbito laboral, de justicia y seguridad pública, en el combate a la corrupción y la adopción de medidas de austeridad, y en el impulso al federalismo. Calderón declara estar dispuesto a avanzar "en asuntos que han quedado pendientes, desde hace varios años, en la agenda nacional", como la reelección inmediata de legisladores y alcaldes. En el terreno de las discrepancias se limita a mencionar que "en México no hay retroceso democrático ni restauración autoritaria", como afirma el Frente Amplio Progresista.

En una respuesta escueta, el portavoz del PRD señaló que el diálogo entre Gobierno y oposición se dará "entre las fuerzas políticas representadas en el Congreso" y, en un tono despreciativo hacia el presidente electo, añadió: "No así con un sujeto que ni siquiera tiene la certidumbre de que podrá tomar potestad en un cargo que no le corresponde". Fernández Noroña se refería de este modo a la firme voluntad del PRD de boicotear la toma de posesión de Calderón en la Cámara de Diputados, como es preceptivo. "Si un poco de vergüenza y dignidad tuviera, simplemente renunciaría al cargo de presidente electo que ilegítimamente ostenta", agregó el portavoz perredista.