El arte de habitar
El matrimonio formado por los arquitectos ingleses Alison (1928-1993) y Peter Smithson (1923-2003) constituyeron, a principios de los años cincuenta, junto con el pintor Richard Hamilton, el escultor Eduardo Paolozzi y el fotógrafo Nigel Henderson, el núcleo central del Independent Group, que se reunía a discutir cada dos miércoles en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres. De aquellas deliberaciones sobre alta y baja cultura surgió el pop art. La labor teórica de los Smithson condujo a un cambio radical de los presupuestos arquitectónicos de la modernidad, tras la II Guerra Mundial por las ideas de Le Corbusier. Pero, frente a las teorías del maestro suizo-francés, que consideraba la vivienda como una "máquina para habitar", los Smithson llamaron la atención sobre el valor del lugar, las cualidades del entorno y las necesidades cotidianas, lo que se tradujo en el diseño de unas viviendas que se apartaban de las estructuras funcionalistas para adoptar formas curvas o quebradas y ángulos inciertos, construidas con materiales novedosos y colores saturados.
ALISON Y PETER SMITHSON
Antiguo Convento de Santa María de los Reyes
Santiago, 33. Sevilla
Hasta el 30 de noviembre
La exposición que se presenta en Sevilla muestra una colección de viviendas, proyectos y prototipos y atractivas maquetas, así como mobiliario diseñado para la empresa Tecta, que nos transportan al ambiente del primer pop inglés. En todos estos diseños, planos y fotografías se detecta la impronta de una estética y una atmósfera artística que puede inducir a comparar el trabajo creativo de los Smithson con los collages de Hamilton o con las formas coloreadas de Paolozzi, pero no es la similitud formal con las obras de aquellos artistas lo que atrae hoy de sus casas sino la voluntad de convertir el acto de habitar en un arte, constatando la idea pop de transformar lo humilde, lo ordinario y lo cotidiano en obra artística.
El mejor intento de los Smithson en este sentido fue su Casa del futuro (1956), modelo a escala real construido para la exposición La casa ideal, en la que las habitaciones, sin puertas ni ventanas, se configuran por medio de armarios y estanterías en torno a una especie de impluvio acristalado. Las formas redondeadas, de claro origen orgánico, conforman espacios que fluyen con una plasticidad escultórica cuyos referentes se pueden rastrear en las morfologías surrealistas de Jean Arp y en el "espacio sin fin" de Frederick Kiesler.
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