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La Ciudad Judicial, que tendrá 12.000 visitas al día, arrancará casi sin transporte público

La estación de metro más próxima está a 10 minutos y se estudia usar autobuses lanzadera

La Ciudad de la Justicia que se está construyendo entre los términos de L'Hospitalet de Llobregat y Barcelona arrancará el próximo verano con la inauguración de dos edificios, pero con la perspectiva de no saber cuándo funcionará un transporte público ágil. La línea 9 del metro tiene una estación en esas instalaciones, pero no entrará en funcionamiento hasta, por lo menos, el año 2012. Entonces ya llevarán más de cuatro años a pleno rendimiento unas instalaciones por las que pasarán a diario unas 12.000 personas y en las que trabajarán 3.500.

La cúpula del Departamento de Justicia de la Generalitat convocó ayer su último acto en la Ciudad de la Justicia. "Es un proyecto que ya está en marcha y que demuestra que las cifras que hemos dado resultan creíbles", aseguró el secretario general, Joan Turró, antes de detallar los grandes números de la obra: 232.368 metros cuadrados construidos, una inversión que supera los 255 millones de euros y 9 edificios de hasta 14 plantas de altura. Es la segunda obra más importante sobre superficie que se está construyendo en Barcelona después de la nueva terminal del aeropuerto.

Sin embargo, a la hora de detallar las comunicaciones con transporte público, Justicia reconoció la existencia de déficit. La estación de metro más cercana es la de Santa Eulàlia, de la línea 1, situada a una distancia que se tarda 10 minutos en cubrir. La otra alternativa es la parada de Magòria de Ferrocarils de la Generalitat, todavía más lejana.

Así las cosas, se está estudiando poner en servicio autobuses lanzadera desde la plaza de Catalunya, pero deberán atravesar toda Barcelona y por lo menos tardarán 20 minutos en cubrir el trayecto. Con todo, los responsables de Justicia explicaron que la solución al problema compete a otro departamento de la Generalitat que no es el suyo.

Siempre quedará, sin embargo, la alternativa del vehículo privado, para el que no existirán tantas limitaciones porque el complejo tendrá 1.750 plazas de aparcamiento. Todas de pago, incluidas las que utilicen los jueces y los funcionarios.

Los responsables de Justicia reconocieron que la estética de los mastodónticos edificios puede generar rechazo porque el uso excesivo del cemento evoca las celdas de una cárcel. Más allá de eso, insistieron en que el interior será muy flexible, de manera que no habrá tabiques fijos, sino que podrán adaptarse a las necesidades de cada momento.

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Otra de las grandes novedades es el establecimiento de tres circuitos de circulación de personas: uno personal judicial, otro para detenidos y un tercero para el público. Todas las personas, además, deberán identificarse con una acreditación. Justicia considera que eso no provocará colas ni colapsos en los accesos a los edificios. Por motivos de seguridad, además, será el juez de instrucción el que se desplace a tomar declaración al detenido y no la policía quien conduzca a éste al despacho, que es lo que ha pasado siempre.

El primero de los edificios que entrará en marcha el próximo verano es el que acogerá los juzgados de L'Hospitalet, con 10.000 metros cuadrados y separado de los demás, así como el edificio del Instituto de Medicina Legal de Cataluña.

La gran mudanza

Está previsto que a mediados de 2008 se lleve a cabo la gran mudanza de más de 130 juzgados de diversas especialidades. Justicia explicó que sólo se mudan los expedientes, el personal y los ordenadores que se acaban de comprar.

En el centro de Barcelona, donde ahora hay un sinfín de edificios en los que se dispersan todos los juzgados, sólo quedarán tres: el Palacio de Justicia, que se reservará al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña; el edificio situado en el número 1-5 del paseo de Lluís Companys, donde se construirá la nueva Audiencia, y el número 2-8 de Via Laietana, donde estarán los juzgados de lo social.

Los consejos al sucesor y el libro en proyecto

Josep Maria Vallès reconoció ayer que no sabía quién le iba a sustituir en el cargo, pero sí precisó: "En función de quién sea, le recomendaré una cosa u otra". Antes, el consejero de Justicia en funciones había hecho balance de su gestión y afirmó: "Creo, sin complacencia ni falsa modestia, que se ha avanzado de una manera sustantiva".

Entre los logros que se atribuyó enumeró el "rigor presupuestario", el fuerte capítulo de inversiones "para recuperar los años pendientes" y los tres acuerdos logrados para gestionar los más de 13.000 funcionarios que dependen de Justicia. Obvió precisar que uno de esos pactos se logró tras afrontar la huelga más larga y masiva realizada desde el restablecimiento de la Generalitat.

También se refirió a la renovación de la infraestructura tecnológica y a la descentralización de la gestión del departamento. Ninguna mención hizo a si la justicia funciona ahora mejor, igual o peor que hace tres años, cuando entró.

A punto de dejar el cargo, Vallès explicó que piensa regresar a la cátedra de Ciencia Política y que escribirá un libro con las notas que ha ido tomando durante los casi tres años que ha sido consejero

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