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Reportaje:El conflicto de Irak

Profesiones de alto riesgo

Médicos, enseñantes y periodistas, en el punto de mira de los escuadrones de la muerte

Ser profesor, científico, médico, intelectual o periodista es una profesión de alto riesgo en el nuevo Irak. En un país que era conocido por la calidad de su Sanidad y su tradición matemática han sido asesinados unos 100 científicos, 300 médicos, 155 profesores y 162 periodistas desde marzo de 2003, según diversas fuentes. Son datos de la agencia Associated Press y de la Unión de Periodistas Iraquíes. Esto ha provocado un éxodo masivo de la inteligentzia del país, que ha optado por el exilio. Según la Asociación de los Ulemas, la máxima autoridad espiritual entre los suníes, apenas quedan 2.000 médicos en el país.

Son frecuentes los asaltos a hospitales, en los que insurgentes armados exigen a los cirujanos que operen a uno de sus camaradas. No muchos de esos médicos sobreviven a la intervención quirúrgica; acabada la urgencia, los milicianos sienten a veces la necesidad de suprimir al testigo.

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Un estudiante que se encuentra en el último curso de sus estudios en la Universidad de Bagdad, un lugar peligroso desde finales de 2004 (allí fueron capturados algunos periodistas occidentales), cuenta que más de la mitad de sus compañeros han dejado de ir a clase. "La mayoría tienen miedo. Hemos intentado conseguir un permiso para estudiar en casa y sólo acudir a los exámenes", dice la estudiante que se identifica como Ruqeya. "Nuestro tutor y uno de los compañeros de clase fueron asesinados este verano. Otro estudiante falleció en la explosión de un coche bomba. Hace un mes, el decano de la Facultad de Administración y Economía fue asesinado junto a su mujer y el conductor durante un tiroteo en la calle. Esta violencia ha llevado a muchos a dejar el país".

El asesinato de profesores universitarios no es el único problema. En Baquba, a 60 kilómetros al norte de Bagdad, han cerrado las escuelas primarias y secundarias. Es una orden de la insurgencia, que ha amenazado con matar a los maestros y atacar las escuelas. Lo llaman campaña de desobediencia civil. Todos la cumplen, padres y profesores.

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El secuestro de ayer, llevado a cabo en el centro de la capital y a la luz del día, es el último caso. "¿Cómo pedir a nuestros empleados que acudan a sus puestos de trabajo?", se preguntó el ministro de Educación Superior, Abel Thiyab, en el Parlamento.

Hazim al Nuaimi, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Mustansiriya, en Bagdad, asegura que el riesgo no ha dejado de crecer contra él y contra sus colegas. "Desde el inicio de este año académico el miedo ha estado presente entre todos. Los profesores hemos llegado a sopesar la suspensión del curso si la situación se agravaba aún más".

"Irak necesita a sus intelectuales y profesores universitarios ahora más que nunca", aseguró ayer Koichiro Matsuura, director general de la Unesco. "Pero en los últimos meses, ellos y el sistema educativo en su conjunto han sido deliberadamente tomados como objetivo en una campaña de actos sangrientos y violencia perpetrada por gente cuyo único objetivo es impedir la reconstrucción de Irak como nación pacífica, próspera y democrática".

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