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Una prueba 'delirante'

Las apreciaciones que han llevado a la juez de instrucción de Madrid Gemma Gallego a imputar supuestos delitos de falsedad a los jefes de los peritos del ácido bórico divergen frontalmente de las del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que calificó de "delirante" la elucubración del perito Manuel Escribano, con la que "prefabricó intencionadamente" un informe sobre el ácido bórico para vincular a ETA con el 11-M.

En un auto bastante más consistente que el de la juez Gallego, Garzón dejó claro que el documento tenía por finalidad vincular a ETA con los islamistas e introducir el documento en el sumario del 11-M, con la colaboración del diario El Mundo.

El magistrado de la Audiencia Nacional estableció que nunca ha existido constancia de "ningún dato, informe, documento, estudio o similar que permita afirmar que el ácido bórico haya tenido algún uso como elemento de sustancia explosiva hasta la fecha en España". Revisados todos los manuales de explosivos, en ninguno de ellos se menciona el ácido bórico como componente o material utilizado en su fabricación.

Garzón también demostró que el perito Manuel Escribano nunca quiso profundizar sobre la naturaleza del ácido, sino "resaltar la hipotética y artificial conexión" entre los islamistas y ETA. Y el hecho de que los expertos en explosivos prescindieran de mencionar al juez el hallazgo del ácido bórico en el piso franco de ETA en Salamanca, por ser inocuo, llevó a Garzón a afirmar que habría que reflexionar sobre las intenciones de Escribano.

Irreal y sin rigor

Así, la inclusión de las observaciones del posible vínculo entre los islamistas y ETA "se desvela no sólo artificial sino intencionadamente traída para ofrecer un resultado irreal, contrario a la línea de investigación policial y judicial, con el fin de cuestionarla".

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La parte de la observación de los peritos que concluía que por tener ácido bórico los etarras, el islamista Hassan el Haski y un joven anarquista, los tres estén relacionados, hayan tenido un mismo tipo de formación o sean los mismos autores, para Garzón fue "simplemente delirante, ya que no tiene el más mínimo rigor científico". "Una vez creada la apariencia documental y presentada oficialmente", constató Garzón, "fue puesto en circulación con su envío a El Mundo".

Garzón abortó el objetivo de introducir una prueba prefabricada en el sumario del 11-M, y el propio juez se ha librado por los pelos de ser incriminado por su osadía. Ahora la juez Gallego ha decidido que sean los jefes de los peritos los que paguen por ello.

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