Una lección de democracia
¿Alguien se imagina en España a un dirigente de un partido reconociendo sin paliativos una derrota electoral o que un alto cargo asuma la culpabilidad por la misma y dimita? ¿Alguien se imagina lo que sería en este país un Ejecutivo de distinto signo político al de la Cámara Legislativa? ¿Alguien se imagina la posibilidad de que una aplastante mayoría se convierta dos años después en una debacle y que esto sea asumido por todo el mundo con una normalidad absoluta? Está claro que nuestra democracia, mal que nos pese, tiene todavía mucho que aprender de la norteamericana, que no en vano fue la primera. La primera lección sería para los políticos: ustedes se deben primero a los ciudadanos que los votan y no a su partido. La segunda para los ciudadanos: utilizar el voto para castigar a los que nos decepcionan independientemente de las siglas que representen.
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