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Un ataque suicida en Pakistán mata a decenas de soldados

Los militares vinculan el atentado al bombardeo de una madraza

Cuarenta y dos reclutas murieron ayer y decenas resultaron heridos en un atentado suicida contra un campamento en Dargai, en la provincia de la Frontera Noroeste, en Pakistán. Ningún grupo ha asumido la autoría, pero los mandos militares creen que se trata de una represalia por el ataque aéreo contra una escuela coránica en Bajaur, fronteriza con Afganistán, en el que perecieron 80 islamistas.

El Ejército cree que es la venganza por el ataque aéreo a una madraza. La explosión ocurrió a las 8.40 (hora local) cuando los reclutas iniciaban su trabajo en el centro de entrenamiento del Regimiento del Punjab. "Un hombre llegó corriendo y se hizo explotar en medio de los soldados que se preparaban para el ejercicio diario", informó el Ejército en un comunicado.

El distrito de Malakand, donde se encuentra el acuartelamiento atacado, es el feudo del grupo Tehrik-e-Nifaz-e-Shariat Mohammadi (Movimiento para la Aplicación de la Ley Islámica), organización prohibida por las autoridades, que la consideran responsable del envío de cientos de voluntarios a Afganistán.

La madraza (escuela coránica) atacada el pasado mes en Bajaur estaba dirigida por Maulvi Liaqut, miembro de este grupo y que pereció en el bombardeo.

"Podemos seguir la pista hasta Bajaur. Hemos recibido informes del espionaje sobre militantes que han sido entrenados para llevar a cabo este tipo de acciones", dijo el general Shaukat Sultan, según informa Reuters. Un alto militar paquistaní aseguró el lunes que la escuela de Bajaur recibía fondos de Al Qaeda para entrenar extremistas. "Las investigaciones sobre Abu Faraj al Libbi, alto jefe de Al Qaeda detenido en mayo, confirmaron que visitaba con frecuencia la madraza", asegura un oficial paquistaní.

Mientras que los militares defienden el ataque porque Bajaur estaba siendo utilizada para actividades terroristas, los habitantes de la zona y los partidos políticos de la oposición aseguran que los muertos no eran militantes sino civiles. Varias manifestaciones han tenido lugar en la zona. En ellas miles de personas marcharon por las calles exigiendo venganza contra el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, y contra Estados Unidos.

"Lo esperábamos", dijo el general retirado Mirza Aslam Beg, ex jefe del Ejército, en una conversación telefónica. "Es una venganza tribal. Debes entender la mentalidad de esa gente. Prometieron venganza y creo que intentarán igualar el número de muertos". Beg dijo que el ataque contra la madraza "era una manifestación de la política equivocada del Gobierno. (...) Nadie cree en Pakistán que [éste] fuera realizado por paquistaníes".

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