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Reportaje:

Fenómeno dental

Inversores financieros protagonizan la expansión de las clínicas dentales

El cuidado y mantenimiento de los dientes, pieza clave para la imagen personal, se ha convertido en un nicho de negocio para inversores sin ninguna relación con la ortodoncia ni la medicina. El primero en abrir brecha fue el protésico uruguayo Ernesto Colman, que ha creado la red de franquicias Vital Dent con 200 clínicas. Dental Line, una sociedad nacida en Granada, le sigue los pasos. Para finales de año habrá instalado 55 clínicas y su objetivo es alcanzar otras 200 en cinco años, todas en propiedad.

El presidente de los odontólogos atribuye la proliferación de estas clínicas al exceso de profesionales y a la escasa prestación pública de este servicio
Dental Line cerrará el año con 55 clínicas y 35 millones de facturación. Quiere crear la mayor red de clínicas dentales propias del mundo

El miedo al dentista ha puesto a las clínicas dentales en la calle. Todas son accesibles y tienen que estar pegadas a las aceras como una peluquería. La mercadotecnia ordena que las consultas deben estar cerca del paciente. Ésa es la característica que distingue a todas las clínicas que han proliferado en los últimos años en poblaciones con más de 50.000 habitantes.

"Intentamos evitar el miedo y la ansiedad que acecha a los pacientes cada vez que traspasan la puerta de un dentista en un piso. Al bajar las consultas a la calle se genera un efecto de proximidad que facilita la captación de pacientes", asegura Carlos Carrascosa, director general de Dental Line, la compañía que sigue los pasos de Vital Dent, pionera en convertir las consultas unipersonales de los dentistas en un negocio franquiciado. Carrascosa conoce el mercado. Es economista y se fajó en Vital Dent antes de asumir la dirección de Dental Line, una sociedad creada en 2001 por dos emprendedores granadinos, José Antonio López Torreblanca, protésico, y Francisco Antonio Pérez Rubio, inversor en la construcción y las energías renovables.

A diferencia del modelo de franquicias consolidado por Ernesto Colman, Dental Line apuesta por una red propia, ya que permite "controles más estrechos en la gestión y en el control de calidad", según Carrascosa.

La compañía se ha expandido en muy poco tiempo por toda Andalucía, Cataluña, Valencia, Zaragoza, Murcia y Madrid. Esperan cerrar el año con una facturación de 35 millones de euros y 55 clínicas montadas que serán 200 en cinco o seis años, según su plan estratégico encaminado a convertir Dental Line en la mayor red de clínicas dentales propias del mundo.

Su operativa es más sencilla que la de la franquicia. Una vez identificado el local, de una superficie entre 120 y 180 metros cuadrados para unos cinco gabinetes, se contrata el cuadro médico (relación mercantil a porcentaje), los auxiliares y el director de la clínica, así como la dotación de equipamiento, que se lleva unos 90.000 euros. El buzoneo por el barrio cierra el círculo de la instalación, que tiene un periodo de retorno entre los tres y cuatro años.

Carrascosa sostiene que el éxito de las clínicas se debe al ajuste de precios que consiguen con los proveedores y las compras al por mayor. Y también por las fórmulas de pago aplazado que ofrecen a los pacientes para facilitar su acceso a los tratamientos. El director de Dental Line lamenta "la explosión de redes dentales" y desconfía del "ruido que generan sus agresivas estrategias comerciales", de la competencia. Ellos apuestan por el "boca a boca" y la la satisfacción del paciente como el mejor reclamo comercial.

Manuel Alfonso Villa, presidente del colegio de odontólogos y estomatólogo españoles, cree que la proliferación de estas clínicas, donde predomina la gestión económica, se debe a la escasa prestación pública de este servicio y al exceso de "dentistas", una profesión difícilmente reconvertible sometida en estos casos a contratos por obra en lugar de un arrendamiento por servicio. El Ministerio de Sanidad prepara con las comunidades autónomas un registro de estas clínicas, hasta ahora inexistente.

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