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'Cabezas rapadas' junto a viejos comunistas

Pilar Bonet

En la plaza Lev Tolstói de Moscú coexistían ayer varios sustratos generacionales de cultura política, pero lo que no estaba claro es si en aquella mezcla alguien estaba en situación de "educar" a los demás.

La generación más veterana estaba representada por el general Albert Makashov, que sigue siendo miembro del Partido Comunista y diputado de la Duma Estatal (cámara baja). Makashov, conocido por su aguerrida militancia contra Mijaíl Gorbachov y por sus posiciones antisemitas, fue uno de los líderes del asalto a los estudios de televisión centrales en octubre de 1993. Superviviente de los enfrentamientos de 1993 era también Serguéi Baburin, que hoy dirige el partido Voluntad Popular. En la tribuna estaba también Dmitri Rogozin, que dirigió el bloque Rodina (Patria) hasta que el Kremlin temió que fuera demasiado independiente y, con ayuda de Baburin, hizo que le cesaran de todos sus cargos.

El caso es un buen ejemplo de los juegos políticos en torno a las corrientes nacionalistas que han cobrado fuerza en los últimos años. El Kremlin ha colaborado y apoyado a los nacionalistas en diversos momentos, pero se aparta de ellos si sospecha que planean jugar sus propias cartas. De momento, el personaje favorito de la administración presidencial es Vladímir Zhirinovski, que tiene una retórica encendida y radical, pero que es totalmente fiel a Vladímir Putin a la hora de votar.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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