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Fútbol | Novena jornada de Liga

El Barça sigue varado

Empate en Riazor tras un partido con dos penaltis y un vibrante intercambio de golpes en su fase final

Xosé Hermida

El Barça sigue varado, lejos de la jerarquía de antaño, ofreciendo apenas algunos detalles del equipo que asentó su hegemonía en toda Europa. En Riazor anduvo aturdido desde el principio, ante un rival despierto y atento que ahogó su juego durante buena parte de la noche. Un penalti convertido por Ronaldinho insufló oxígeno al equipo de Rijkaard, que por un momento pareció capaz de llevarse el partido con autoridad. Hasta que el Deportivo se rebeló contra el destino en la segunda parte.

No sólo logró el empate, sino que convirtió el partido en un vertiginoso ida y vuelta, sobre todo tras el ingreso en el campo de un mágico Estoyanoff, un incendiario que arrasó la banda derecha. En su fase final, el encuentro tuvo momentos memorables de los que también participó el Barça, sobre todo cada vez que apareció Iniesta, metido en todas las batallas, desde la pelea por el balón en el medio hasta las incursiones en el área. El Barça pudo ganar y también pudo perder en medio de un duelo desenfrenado. Aunque no fuese su peor noche, el cuadro de Rijkaard se fue de Riazor sin aclarar las dudas que le afligen en las últimas semanas.

DEPORTIVO 1 BARCELONA 1

Deportivo: Aouate; Arbeloa, Lopo, Juanma, Capdevila; Coloccini (Juan Rodríguez, m. 46), Sergio (Estoyanoff, m. 66); Arizmendi, Verdú, Cristian; y Riki (Adrián, m. 68). Jugadores no utilizados: Munúa, Manuel Pablo, Barragán y Rodri.

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Márquez, Thuram (Oleguer, m. 68), Gio (Belletti, m. 82); Deco, Edmilson, Iniesta; Ronaldinho, Saviola (Giuly, m. 64) y Messi. Jugadores no utilizados Jorquera, Motta, Ezquerro y Sylvinho.

Goles: 0-1. M. 39. Ronaldinho transforma un penalti señalado a Juanma por derribar a Saviola. 1-1. M. 82. Penalti de Edmilson a Verdú. Lanza Estoyanoff, despeja Valdés, Juan Rodríguez recoge el rechace y marca con un tiro cruzado.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Arbeloa, Ronaldinho, Thuram, Saviola, Juanma, Estoyanoff, Oleguer, Márquez, Verdú y Deco.

Unos 30.000 espectadores en Riazor. Los jugadores del Barça llevaron brazalete negro por la muerte del padre de Puyol.

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Desde los viejos tiempos de Arsenio, el mejor Deportivo aparece siempre en Riazor cuando le visita algún rival grande. Pasan los años, las plantillas y los entrenadores, pero ya es una tradición de la Liga que el Barcelona, el Madrid o el Valencia vivan noches de espanto en A Coruña. La fórmula deportivista no varía desde hace 15 años, un cóctel que mezcla la actitud belicosa, la presión febril y las imprescindibles dosis de calidad. La receta no cambió anoche, incluidas las aportaciones talentosas, habitualmente extrañas en el equipo de Caparrós. Pero el técnico sevillano puso ayer el toque exquisito con dos chavales curiosamente formados en la cantera del Barcelona: Cristian, un extremo habilidoso, y Verdú, un media punta de toque preciso y mente despierta.

No le faltó la pelota al cuadro de Rijkaard, pero apenas pudo progresar bajo la constante presión del contrario. Durante casi toda la primera parte, el Barça vivió en un cortocircuito permanente. Iniesta y Deco se encontraron con todas las líneas de pase obturadas por un rival muy atento. Y Messi anduvo extrañamente desaparecido. Ronaldinho estuvo más participativo, aunque tuvo que lidiar con Arbeloa, desplazado desde el centro de la defensa a la banda derecha para ejercer de guardaespaldas del brasileño. Ninguno de los dos lo pasó bien. Arbeloa se vio burlado en muchos momentos, pero también desquició al brasileño, que acabó clavándole los tacos en una acción que bordeó la tarjeta roja.

Cuando el partido enfilaba el descanso, se juntaron la súbita iluminación del Barça con una pifia de la defensa local. Ronaldinho abrió desde la izquierda, y Deco desbarató a la zaga con una asombrosa dejada de pecho. La pelota salió escupida hacia Saviola, dentro del área, y Juanma, un tipo que no se distingue por su sutileza, le arrolló estrepitosamente. Ronaldinho convirtió el penalti, y el Barça retornó del intermedio con mejor aspecto. Su fútbol ganó profundidad, gracias, sobre todo, a la aportación de Iniesta, que fue creciendo según avanzaba la noche y se erigió en el hombre fundamental para los azulgrana.

Pero los equipos de Caparrós no se achican tan fácilmente. El Deportivo se lanzó a por el empate y el partido derivó en un vibrante intercambio de golpes. Los recursos locales se incrementaron notablemente cuando el técnico introdujo a Estoyanoff, quien, de inmediato, pidió que le apuntaran todos los focos y condenó a un suplicio a Gio, finalmente relevado por Belletti. Cada estocada de Estoyanoff por la banda derecha hizo sacudirse al Barça.

En el empate, sin embargo, el protagonismo volvió a los chicos criados en La Masía. Cristian metió una maravillosa asistencia al área hacia Verdú, derribado sin contemplaciones por Edmilson cuando se disponía a encarar al portero. Como Estoyanoff estaba en plan estelar, también se atrevió con el penalti. Se lo detuvo Valdés, quien también rozó con los dedos el remate posterior de Juan Rodríguez sin poder evitar el gol. Hasta el final, el partido fue una electrizante montaña rusa, con las ocasiones sucediéndose en las dos áreas. Aunque el Barça dejó entrever algunos de sus destellos más luminosos, no logró alejar la impresión de que sigue lejos de sus mejores días.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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